Huachicol y robo al transporte de carga, los desafíos en Puebla
Con un padrón que supera los 5 millones de votantes, la entidad se encuentra nuevamente en un punto de inflexión político con tres candidatos, cada uno de ellos con su propia visión y plataforma, pero con largos y afilados colmillos
Puebla, erigida como una de las entidades con más presencia de la industria automotriz y de autopartes, metalmecánica, química, plásticos y textil, es acechada por el robo al transporte de carga y el robo de combustibles.
Tan solo en 2023, los transportistas que pasaron por esa entidad sufrieron un total de 2 mil 589 robos, de los cuales 2 mil 533 se ejecutaron con violencia.
En el caso del combate al huachicol, el tema es atendido por el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional. El año pasado, las tomas furtivas de combustibles tuvieron un incremento de 42.4 por ciento respecto a 2022, al detectarse 503 puntos de ordeña, según datos de Pemex.
Las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que entre 2018 y 2023 el narcomenudeo se incrementó 680 por ciento, al pasar de 253 denuncias a mil 984.
Mientras que los asesinatos
disminuyeron casi 23 por ciento en el mismo periodo, de mil 105 casos a 852.
Al respecto, Tadeo Luna, coordinador del Laboratorio para la Paz de la Universidad Iberoamericana campus Puebla, indicó que a pesar de esta disminución ha aumentado la saña con que se cometen los delitos.
“Hablamos de que ha aumentado el número de masacres, el número de ejecuciones, de enfrentamientos de la delincuencia organizada con corporaciones de seguridad, aunque hayan disminuido los homicidios.
“La realidad es que la mayoría de los poblanos —seis de cada 10— seguimos creyendo que la inseguridad sigue siendo la principal causa de preocupación, de acuerdo con datos de Inegi”.
Puebla se prepara para un proceso electoral, luego de tener en los últimos seis años seis mandatarios, que han ocupado el cargo como gobernador constitucional, interino, sustituto y encargado de despacho.
Con un padrón que supera los 5 millones de votantes, Puebla es entidad que ya conoce la alternancia. La trágica muerte de la gobernadora panista Martha Érika Alonso y de su esposo en un accidente de helicóptero en 2018, seguido de la muerte del gobernador de Morena, Miguel Barbosa, en 2022, que asumió el cargo tras unas elecciones extraordinarias, se convierten en un preámbulo para definir el actual panorama político de la entidad.
En las elecciones de este año, Puebla se encuentra nuevamente en un punto de inflexión político. Tiene tres candidatos, cada uno de ellos con su propia visión y plataforma política, pero con largos y afilados colmillos.
Con el lema de “Corregir el rumbo” se perfila Eduardo Rivera, respaldado por una alianza conformada por PAN-PRI-PRD y Pacto Social de Integración.
Se trata de un político experimentado con una larga trayectoria en Puebla, a quien se le identifica con el ala conservadora del panismo y ha sido renuente a tocar temas como la interrupción legal del embarazo.
Alejandro Armenta, de la coalición Juntos Haremos Historia, deberá enfrentar al panismo y tendrá que quitarse su pasado priista estrechamente ligado al ex gobernador Mario Marín, hoy preso en el Altiplano.
Aunque en 2017 Alejandro Armenta fue expulsado del PRI, su estructura y su carrera quedaron ligados al góber precioso, con quien trabajó como secretario de Desarrollo Social, y mientras que en el sexenio de Enrique Peña Nieto obtuvo una diputación.
El tercer candidato en la boleta es Fernando Morales, quien fuera dirigente del PRI en Puebla, diputado federal, dirigente de jóvenes, y hoy va por Movimiento
Ciudadano. Su salida del tricolor se remite a 2015 cuando se incorporó al gabinete de Moreno Valle.
_ En 2017 se sumó a Movimiento Ciudadano y en 2021 llegó al Congreso local; ahora es arropado por su padre, el ex gobernador (1999-2005) Melquiades Morales Flores.