Milenio Tamaulipas

Migrantes: la doble crisis humanitari­a que viene

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

La amenaza a los migrantes mexicanos en Estados Unidos que representa Donald Trump puede causar una doble crisis humanitari­a.

Solo estas semanas de concentrac­ión de operativos en ciudades santuario, en las calles y en las casas, son una probadita de la ampliación de una estrategia que se concentrab­a en la frontera y en las prisiones.

Dice Carlos Sada, el subsecreta­rio para América del Norte de la SRE, que no hay cacería de mexicanos, que no hay cacería de migrantes. Que se lo diga a los paisanos.

Ayer me preguntaba aquí cómo es que los 20 y pico mil millones de dólares enviados a México por nuestros migrantes cada año no han servido para que nadie en México los pele. Ni gobierno, ni sociedad. Y arriesgue una explicació­n que tiene que ver con cómo ese dinero se dispersa, de a poco, en los hogares más pobres del país, que a nadie importan.

Que no importen, sin embargo, no quiere decir que sin ese dinero que falta no se pueda causar una crisis mayor.

Hoy estamos viendo la separación de familias allá, las deportacio­nes que los hacen perder patrimonio, redes sociales, trabajo. Una primera crisis humanitari­a. Hay otra.

Ayer revisé varios documentos y hablé con el economista Juan José Li, quien desde hace muchos años viene analizando para Bancomer todo lo que pasa alrededor de las remesas y es parte fundamenta­l del equipo que realiza el informe anual que publican el banco y el Conapo al respecto.

Algunos datos. Hay un millón 300 mil hogares que reciben remesas en México. Estos hogares tienen más habitantes que el promedio nacional y andan alrededor de 4.5 personas por hogar receptor, más que el promedio nacional. Es decir, unos 5 millones 800 mil mexicanos se benefician de las remesas.

En la mitad de estos hogares receptores, unas 650 mil familias, las remesas representa­n el 100 por ciento o algo muy cercano al total del ingreso de la familia.

Para que quede claro: cada deportado deja sin ingreso a cuatro personas, más, por supuesto, él mismo.

Para 25 por ciento de hogares receptores —300 mil familias más— ese ingreso representa aproximada­mente 50 por ciento de su ingreso total. Cada deportado que mande remesas, hará sufrir a cuatro más en México.

De ese tamaño se puede poner.

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