Niurka en viral
esde hace ya dos décadas, cuando Carmen Salinas hacía Aventurera con las hermanas Vallejo, la fórmula era obvia para cualquiera que lo quisiera ver. Inventar un descarado y ridículo escándalo tras otro para que la obra se mantuviera en los titulares y la sala llena.
Esto no tiene nada que ver con el valor que le demos a la puesta en escena, al mundo de las divas o al cabaret. Simplemente siempre había pleito y alguna razón para escuchar a nuestra ahora diputada decir: “Vengan a Aventurera, mijitos” o a Niurka, con cara de que estaba a punto de sacarle los ojos a cualquiera con esas aterradoras uñas, diciendo no sé qué tanta cosa respecto a ya ni me acuerdo quién.
Eso fue hace tiempo, pero ¿qué creen? El público no se ha vuelto mucho más sofisticado en términos de las notas que les interesan. Es más, estamos peor que nunca. La verdad, ya ni siquiera es un lujo que busca la mayoría de las personas que localiza su entretenimiento/información en Internet. Eso es lo de menos. En estos tiempos de “hechos alternativos” (gracias Sean Spicer) lo menos importante es la veracidad del escandalito. Solo que está ahí y se puede monetizar en la red.
Imaginen cuántas mentiras nos contaron, cuántos chismes baratos y francamente patéticos han inventado todos aquellos que no creen en la publicidad mala. Ahora, con tanto mercenario en la red dispuesto a publicar lo que sea sin verificar, para quienes la fuente original no tiene la menor importancia y donde una foto de Instagram es más que suficiente para hacer todo un escándalo ¿imaginen lo que se nos viene encima con estos personajes de la farándula (y la política) sueltos de nuevo. Con su misma obra. Con sus mismas artimañas.
La verdad es una pena que esto siga teniendo resultado, pero esa tecnología, la libertad de flujo de la información que se supone nos haría más libres solo hará que se replique y se replique cualquier cosa fea que Niurka dijo de Susana González (ese es el ejemplo de hoy). Ya los veo saboreándolo, “publicidad así no se compra”, dirán varios. Y publicidad así sí monetiza, dirán los encargados del te- léfono descompuesto, que acabaran reporteando sobre los tuits del comentario de quien escuchó sin poder conformar lo que sea que genere escándalo. ¿La realidad? ¿Los hechos? ¿Para qué, si podemos ver a Carmen Salinas bailar una vez más? ¿Para qué, si alguien asesoró a Niurka que en estos tiempos hay que seguir haciendo los mismos numeritos pero ahora a escala viral? ¿Carlos Santana dijo que Beyoncé no sabe cantar?