ALBOROTAR EL GALLINERO
Hace unos días se llevó a cabo en México la premiere de la segunda cinta de la saga escrita por E. L. James, y aunque en Australia encontraron un sospechoso pepino abandonado en la sala tras su proyección, de este lado del mundo hay muchas seguidoras que
Lo juro: ¡yo no llevaba a mi novio a la premier de 50 sombras más oscuras! Sí, ya entrados en confianza, no vamos a andarnos con hipocresías: me choca que se anden sabroseando a mi rey, y si algo tiene esta trilogía escrita por E. L. James, es que pone a las chicas a una elevadísima temperatura, casi casi a nivel “ni me toques porque quemo...”, y tan solo de imaginarme que del otro lado de la fila de butacas le toque una nena así, me da escalofrío.
La premiere era tan cual se esperaba: se organizaron fotos con un modelo y se dieron regalitos de la película (antifaces del baile de máscaras, lo cual me pareció un súper atinado regalo de Universal Pictures), pero eso sí, que no llegara cualquier otro guapo a buscar su butaca, porque era sujeto de escaneo, cuchicheo, sabroseo, y si la novia no se ponía lista, quién sabe, igual y hasta se lo arrebataban. ¡Y eso que todavía no empezaba la película!
“Todos los cuentos de hadas tienen un lado oscuro”, fue el eslogan de la segunda entrega, y creo que es la mejor forma de definir esta historia, pues como lo hemos comentado en muchos grupos de amigas y fanáticas de la saga, Anastasia es la cenicienta kinky o cachonda que a todas nos gustaría ser. ¿Puede alguien negar que sea una idea millonaria? Eso sí: aquí nadie se va a ganar el premio Oscar por Mejor Película o Mejor Guión Adaptado. Que quede claro: es literatura ligera y trasladada a la pantalla grande, es una película “palomera”. Un cliché, pues, pero eso sí, ¡con mucho sexo!
El twist que disfrutamos en esta segunda parte es que la virginal señorita Steele ya no es tan “angelical” y comienza a gustarle que Christian Grey le dé sus nalgadas y la amarre en su cuarto rojo, gusto que, podría asegurarles, comparte el gran número de chicas que asistieron puntualmente al estreno. Es más, unas llegaron hasta con látigos y esposas, en plan “hagan de cuenta que fuimos a ver strippers”.
Me dice un amigo: “¡Ay, Pilar! Eso no es ni soft porn. ¿Sabes la cantidad de pornografía que consume el hombre al día?”. No, no tengo ni idea. Y sigue: “Tan solo en el chat de Whatsapp de mis cuates se comparte diez veces más; esto es otra peli chick flick y nada más”. Y pues sí, una anda toda alborotada porque ya se siente liberada sexualmente y dispuesta a que la agarren del chongo y le den una buena zarandeada. La verdad es que el éxito de la película es que sigue tratándose de lo que nos gusta a la mayoría de las mujeres: un hombre protector, caballeroso, poderoso, guapo, fiel y, no olvidemos el elemento irresistible, ¡que logra cambiar gracias al amor de su vida! Si, suena rebonito. ¡Fiel y con un apetito sexual siempre en aumento! ¡Uno así todito para ti! Mr. Grey no solo es el príncipe azul del siglo XXI, sino también el superhéroe del momento (tan solo recuerden, cuando la vean, la escena del helicóptero). El guapo y musculoso Thor se queda corto.
El asunto, chicas, es entender que en realidad es solo un estereotipo. Ya sabemos que el príncipe azul no existe, tampoco Mr. Grey ni Mr. Big… ¡ah, pero que bonito es soñar un rato!, y mejor aún, llevar lo visto a la realidad por las que tengan a su rey de carne y hueso, pudiendo probar nuevas experiencias como pareja.
Así las cosas con el estreno del que seguramente será el trancazo taquillero de la temporada de los enamorados (si no es que del año). Jamie Dornan hace una encarnación perfecta del hombre traumatizado por una madre adicta al crack y una “mentora” con extravagantes gustos sexuales, que logra la redención gracias al amor de Dakota Johnson, quien luce encantadora y con un cuerpo espectacular. Pero la cereza del pastel se la lleva la reina de la sensualidad (no imagino a nadie más en el papel de Mrs. Robinson): Kim Basinger, quien simplemente está perfecta.