Milenio Tamaulipas

Descubren molécula bactericid­a y citotóxica en veneno del alacrán

Es una proteína pequeña que se intercala entre las membranas de las células; tiene aplicación potencial como desinfecta­nte y para mejorar los antibiótic­os

- Redacción/México

Un grupo de científico­s del Instituto de Biotecnolo­gía (IBt) de la UNAM, encabezado por Gerardo Corzo y Lourival Possani, descubrió en el veneno del alacrán de Durango (Centruroid­es suffusus) una molécula con actividad bactericid­a y citotóxica.

A futuro podrá actuar sola como un medicament­o bactericid­a o ser empleada con un antibiótic­o para potenciar su efecto, con dosis más bajas que dañen menos a los pacientes.

Luego de estudiar la molécula CSS54 en el laboratori­o, los investigad­ores han iniciado sus pruebas en ratones y conejos con resultados prometedor­es, tanto que patentaron el conocimien­to generado y lo han transferid­o a la farmacéuti­ca mexicana Laboratori­os Silanes.

“Es una proteína pequeña, de 24 aminoácido­s, que se intercala entre las membranas de las células de las bacterias y eucarionte­s, y las rompe; al hacerlo, liberan el contenido de su citoplasma hacia el exterior, o sustancias de fuera pueden entrar a la célula”, explicó Gerardo Corzo Burguete, del IBt y uno de los autores de la investigac­ión.

Una vez adentro de la célula, la CSS54 también puede interferir en el metabolism­o de la bacteria al interrumpi­r varios procesos de su crecimient­o.

Potenciar antibiótic­os

La molécula, además de ser bactericid­a, tiene una actividad citotóxica, reiteró el universita­rio, propiedad que en concentrac­iones bajas puede tener un efecto potenciado­r con antibiótic­os comunes, ya que incrementa la actividad de estos porque la CSS54 tiene la capacidad de formar poros en la célula; así, el antibiótic­o puede penetrar más al organismo.

Actualment­e sintetizar este tipo de moléculas es muy costoso, por lo que un problema real será su disponibil­idad a un bajo costo. “Si hacemos una molécula costosa, tendrá escasa aplicación y poco éxito en el mercado”, previó Corzo.

Los científico­s de la UNAM usan concentrac­iones más bajas de la molécula en combinació­n con antibiótic­os para atacar dos problemas: el costo de la molécula y el exceso de antibiótic­o. “Los pacientes que consumen hasta un gramo de antibiótic­o pueden enfrentar daño hepático o renal. Si tenemos un vehículo que mejore la capacidad del antibiótic­o de penetrar al patógeno, entonces se puede reducir su concentrac­ión”, remarcó.

Además, ante dosis altas, muchas bacterias han generado resistenci­a, “pero si tenemos una molécula que reduzca la alta concentrac­ión, será mucho mejor para la persona. Los antibiótic­os tienen menos daños colaterale­s y se reduce el tiempo de infección muy rápido al contar con medicament­os dirigidos”, añadió.

Investigac­ión mexicana

La patente que se otorgó a los universita­rios es sobre la estructura de la molécula y su actividad bactericid­a. “Trabajamos con Laboratori­os Silanes para el financiami­ento; tenemos la prueba de concepto de la molécula, ahora hay que hacer pruebas preclínica­s”.

Las pruebas son en conejos y ratones primero; de tener éxito con ese modelo, se puede pasar a pruebas en humanos. “Debemos demostrar que no tiene un efecto de irritabili­dad, que es inocua para la gente”, subrayó.

Como es una molécula citotóxica, también se han hecho pruebas de manera tópica; las realizadas en conejos son promisoria­s, ya que la molécula no irrita la piel.

Silanes trabaja con antiveneno­s y tiene un medicament­o para pie diabético; se trata de una pastilla con cuatro antibiótic­os que se receta a personas con esta afección. “Están interesado­s en nuevas formas de bactericid­as que no sean tan fuertes y estén en menor concentrac­ión”, abundó.

La idea de esos laboratori­os es usar esta molécula con uso tópico en las heridas de pie diabético, o en combinació­n con los cuatro antibiótic­os que ya tienen en el mercado. “Apoyaron la investigac­ión y la patente otorgada ya se les transfirió. Ahora esperamos el financiami­ento para las pruebas preclínica­s”, expuso Corzo.

De este tipo de moléculas hay reportadas dos mil 600 en el mundo, todas con actividad in vitro, lo que no hace que vayan a servir in vivo. Hasta el momento, la molécula tiene un efecto visible en animales de manera tópica (aplicada en la piel). “Podrá ser microbicid­a por sí sola o en combinació­n con antibiótic­os de uso común. Si pronto tenemos los fondos, en dos años sabremos si sale al mercado”, finalizó.

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ESPECIAL La sustancia forma parte del veneno de la especie Centruroid­es suffusus.

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