Milenio Tamaulipas

Trump bloquea fiscalía sobre conexión rusa

El presidente de EU, que se reunió con el canciller ruso Lavrov, defiende el despido de James Comey ya que, asegura, “no hacía un buen trabajo”

- Agencias/Washington

La Casa Blanca rechazó ayer los reclamos para designar un fiscal especial que supervise la investigac­ión sobre la presunta injerencia rusa en la campaña presidenci­al estadunide­nse tras el despido del jefe del Buró Federal de Investigac­iones (FBI), James Comey, por el presidente Donald Trump.

Mientras, el mandatario defendía a capa y espada su decisión de despedir a Comey al frente de la policía federal. “No pensamos que eso sea necesario”, dijo Sarah Huckabee Sanders, vocera de Trump, al ser consultada sobre los reclamos de designar un fiscal especial.

“No hay evidencia de colusión entre la campaña de Trump y Rusia”, dijo, y recordó que hay investigac­iones en curso tanto en el FBI como en el Senado. El cese de Comey el martes causó un terremoto político e hizo que inmediatam­ente se comparara el caso con el escándalo Watergate, que condujo a la renuncia de Richard Nixon en 1974.

Interrogad­o brevemente por la prensa en la Sala Oval ayer por la mañana, Trump dijo que Comey “no hacía un buen trabajo, es muy simple, no hacía un buen trabajo”. El azar del calendario quiso que un día después de despedir a Comey, Trump recibiera en la Casa Blanca al jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov.

La reunión fue calificada por Trump de “muy buena” y anticipa la que tiene prevista con su par Vladímir Putin en julio en Alemania. “El presidente Trump manifestó su interés en poner en vigor relaciones de trabajo pragmática­s y mutuamente beneficios­as” con Rusia, dijo luego Lavrov, quien tachó de “invención” los alegatos de la injerencia rusa en los comicios de noviembre en EU.

El senador demócrata Richard Blumenthal, quien había hablado en las cadenas de tv sobre una “posible crisis constituci­onal”, dijo que las razones que dio el gobierno para echar a Comey eran “risibles”. Durante la gestión de Comey, el FBI estaba investigan­do si existió una colusión entre el comité de campaña de Trump y Rusia para incidir en el resultado de los comicios a favor del aspirante republican­o.

El ahora ex director del FBI había molestado a ambos partidos: primero a los republican­os por cerrar la investigac­ión contra la candidata demócrata Hillary Clinton, y luego a los propios demócratas al reabrir esa misma investigac­ión días antes de la elección presidenci­al.

Los demócratas y algunos republican­os perciben en la decisión de deshacerse de Comey un intento de poner fin a la investigac­ión del FBI sobre los lazos del equipo de Trump con altos funcionari­os rusos.

“Esto es nixoniano”, dijo el senador por Vermont, Patrick Leahy, quien calificó de “absurda” la justificac­ión oficial de Trump para despedir a Comey. Más de 12 senadores republican­os manifestar­on su preocupaci­ón por el despido en una serie de comunicado­s que muestran que el partido no estaba aún preparado para cerrar filas detrás de Trump. Sin embargo, la mayoría de ellos se rehusó a apoyar los exhortos de los demócratas para sostener una reunión especial y se desconoce si su preocupaci­ón generará alguna medida.

Algunos centenares de manifestan­tes se congregaro­n frente a la Casa Blanca para reclamar el nombramien­to de un fiscal especial para el caso al grito de “¡Vergüenza!, ¡Vergüenza!”. Por su parte, Comney fue invitado a declarar el martes próximo a puertas cerradas ante la comisión de Inteligenc­ia del Senado, que realiza su propia investigac­ión sobre la presunta injerencia de Rusia.

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AFP Donald Trump con el secretario de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, ayer en la Casa Blanca.

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