¿Cuándo estrenará el Ejército sus cascos con cámara?
El Manual de uso de la fuerza de aplicación común a las tres fuerzas armadas,
firmado por los secretarios de Marina, Vidal Francisco Soberón, y de la Defensa, Salvador Cienfuegos, entró en vigor en mayo de 2014 y persigue, entre otros objetivos, la documentación videográfica y fotográfica de enfrentamientos y acciones contra narcotráfico, secuestro, halconeo, pesca ilegal, narcomenudeo, robo de auto, cultivos ilícitos, tomas clandestinas de combustible
(ordeña, huachicoleo), portación de arma de fuego y homicidios.
En cuanto a la Policía Federal, en julio de 2015 se dio a conocer en este espacio un informe sobre la Operación Spielberg, como se denominó su equipamiento de video, que incluía el despliegue entonces de 200 cámaras GoPro, además de la incorporación de un notario en marchas para certificar que ningún agente fuera armado, más allá del casco, el escudo y el tolete, y la instalación de 14 mil cámaras en las patrullas.
Consultadas Marina y Defensa entonces por MILENIO al respecto, la primera informó que había videograbado más de 300 operaciones en año y medio. La Sedena, en tanto, respondió a una recomendación de la CNDH por el caso Tlatlaya, donde fueron abatidos 22 civiles en junio de 2014, que había solicitado un presupuesto de 50 millones 664 mil pesos (2.7 millones de dólares) para la adquisición de 2 mil 245 equipos de cámara de video, 2 mil 245 megáfonos con auriculares, 2 mil 245 sistemas de posicionamiento global GPS y 2 mil 245 linternas para casco Gali.
Año y medio después el Ejército está de nuevo en el centro del debate, dado que continúa en labores de combate al crimen organizado sin que se destrabe la propuesta de Ley de Seguridad Interna en el Congreso y por la difusión de videos no de sus cámaras, sino de equipos caseros en Palmarito, Puebla, donde los operativos contra una red de robo de combustible el 3 de mayo pasado terminaron con 10 muertes, las imágenes de la ejecución militar de un civil, el asesinato por la espalda de un soldado y la presunción de una emboscada contra los uniformados.
¿Cuándo estrenará el Ejército sus cascos con cámara, si no es en estas encomiendas tan delicadas? De continuar esta situación, no solo pone el pecho a las balas de la delincuencia, sino también a las de la grilla política.