Un reto para Martín Hernández
El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu asombró a Cannes con el estreno de Carne y arena, una “experiencia de realidad virtual” en la frontera sur de Estados Unidos, que permite una “inmersión” y “tomar conciencia” de la tragedia de los migrantes.
“Espectacular, terrorífico, interesante, distinto”, son algunos de los adjetivos de los primeros privilegiados que pudieron visitar la instalación, que para poder ser vista precisa de invitación y obliga a realizar una reservación ya saturada y un desplazamiento en un hangar de las afueras de Cannes.
El “experimento” en palabras del propio González Iñárritu, invita al espectador a entrar, descalzo, y en solitario, en una sala cubierta de arena en la que un par de personas le colocan una mochila y unos lentes de realidad virtual.
Los lentes ubican al espectador entre un grupo de migrantes errantes en el desierto que separa México de Estados Unidos que repentinamente son descubiertos por una patrulla fronteriza.
El participante puede moverse por toda la escena, recreada por Iñárritu y su cinefotógrafo mexicano Emmanuel Chivo Lubezki, aparentemente sin ser visto. Los choques del espectador con los personajes generan imágenes durante el viaje, que dura en torno a seis minutos y medio.
Los personajes virtuales fueron recreados de migrantes reales de Centroamérica y mexicanos en la instalación, que supone la primera gran experiencia de realidad virtual que exhibe Cannes coincidiendo con el 70 aniversario del certamen más prestigiado a escala mundial que se cumple en esta edición.
Según González Iñárritu, quien regresa a Cannes con esta pieza siete años después de competir con Biutiful, la obra ha sido creada en realidad virtual para tener un gran impacto en una sociedad cada vez menos sensible a imágenes sobre dramas como el de los inmigrantes.
“Qué triste que una realidad tan real y tan dolorosa ha tenido que ser interpretada de manera virtual para poder ser relevante”, comentó González Iñárritu en Cannes.
“La realidad ya no es suficiente para nosotros. La cantidad de información sobre esas personas ya no nos genera ningún interés. Hubiera podido filmar un corto de 10 minutos y nadie hubiera venido, lo hubieran visto 10 personas”, dijo al explicar la motivación que lo llevó a hacerlo con la nueva técnica.
“Aquí estoy yo, es una pieza mía, una instalación, es una forma que es una expresión personal de una situación mundial y la herramienta tecnológica da la posibilidad, te deja entrar al subconsciente inclusive de los personajes”, añadió Iñárritu, quien dijo que “no es un trabajo militante ni político, es humano”.
“Es una experimentación. Mi intención era jugar con esta tecnología experimental, explorar esa condición humana y poner a la tecnología al servicio de la humanidad”, finalizó. Crear el sonido para una historia que se narra con la tecnología de realidad virtual fue un reto de innovación para Martín Hernández, quien a prueba y error logró ambientar Carne y arena, el más reciente trabajo de Alejandro González Iñárritu que llegó al festival de cine de Cannes y que en agosto hará escala en México.
La palabra “innovación” fue clave para satisfacer la petición de Iñárritu, “esta experiencia virtual no tenía qué ver con nada que existiera, no es una película, no vas a verla en un cine, la vas a experimentar a través de la realidad virtual y sus recursos”, comentó Hernández.
“La experiencia se percibe a través de los goggles y los audífonos; toda la manufactura y la percepción de los sonidos tienen qué ver con lo que haces de manera individual en la historia y eso es muy valiente como director, porque Alejandro no tiene control sobre lo que la gente quiere hacer dentro”, agregó. Ivett Salgado/México