Calderón-Peña: la repetición del fracaso
Una máxima en campaña es ofrecer un cambio. Porque cuando el candidato busca el voto, no mira si con sus múltiples promesas afecta la gestión del gobernante en turno, aun si es de su partido. Basta echar una mirada a los ofrecimientos de Alfredo del Mazo en el Estado de México, que configuran una serie de compromisos que hace preguntarse a cualquier persona medianamente atenta a la política por qué su compañero priista Eruviel Ávila no los concretó en su gestión.
Si el aspirante es de otro partido, con más razón se ofrece una transformación radical. Cuando Enrique Peña Nieto, otro mexiquense, se llevó por decisión unánime la candidatura priista a la Presidencia, su discurso estuvo centrado en que ellos sí saben gobernar, sí saben cómo hacerlo, después de 11 años de gobiernos panistas. Sobre todo hacía énfasis en combatir la inseguridad con una nueva estrategia, abatir los rezagos en materia de pobreza con crecimiento económico y la consumación de las reformas estructurales, que el PRI se negó a apoyar cuando Felipe Calderón las perfilaba.
Los números demuestran una vez más, en el quinto año de gobierno de Peña Nieto, que poco cambió el país. Sus números en relación con los que dejó Calderón mantienen una constancia de espanto. Con el panista hubo 919 niños y 2 mil 790 mujeres asesinadas, con el priista van 736 menores y 2 mil 662 feminicidios. Con el primero hubo 48 homicidios de periodistas, con el segundo ya suman 33. No se diga el ejecutómetro, en el que ambas gestiones van palmo a palmo. Una popular expresión italiana, “piove,
governo ladro!” (“¡llueve, gobierno ladrón!”), tiene que ver con esa proclividad de la sociedad a culpar a las autoridades de todo. Pero las cifras de agravios a la infancia, a las mujeres y a los periodistas denotan que ni Calderón ni Peña pudieron defenderlos. José Antonio Belmont aportó un dato en la edición del jueves de MILENIO Diario: para 2017 no hubo un solo peso destinado al fondo federal para proteger a defensores de derechos humanos y comunicadores. Y hasta que hay un sexto reportero ejecutado en el año se anuncian más recursos y medidas extraordinarias.
La repetición del fracaso.