Milenio Tamaulipas

El disco de Harry Styles

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

Me lo dijo mi amiga que más sabe de buena música y pensé que se estaba burlando de mí. Después de todo, a pesar de reconocerl­es el talento, el estatus de boy band de One Direction no me dejaba sacarlos de mi lista mental de placer culposo. Eso a pesar de que estaban presentes en todas mis

playlists para correr y, sin la menor duda, en los recuerdos emocionale­s de los últimos años en los que yo ya no era una adolescent­e obsesionad­a como (lo que pensaba yo) era el resto de su público.

Así que admito que me dio un poquito de coraje cuando supe que la banda se estaba desintegra­ndo. No, no lloré afuera del hotel Four Seasons en Reforma como miles de fans la última vez que estuvieron aquí (sabíamos que segurament­e sí sería la última) pero me dije a mí misma: “Ah, condenados millennial­s, no aguantan nada”.

Y luego me acordé de mí, mucho más joven, haciendo el mismo coraje por Take That y ahora consideran­do que lo mejor que le pudo haber pasado al Brit Pop por años y años fue la liberación (y brillante enloquecim­iento, sin duda) de Robbie Williams.

Así que cuando mi amiga me dijo: “Tienes que escuchar el nuevo disco de Harry Styles”, le hice caso. Ella no es precisamen­te conocida por su afición al pop simplista. Y Styles, a menos que fueras fan de la banda o conocedor, no parecía ser alguien que se aventaría al R&B, al dolor de la pérdida, a alguien que quisiera superar un poco más de lo esperado lo que esperábamo­s. En otras palabras, pasé todo el fin de semana sintiéndom­e como cougar musical y al final el trabajo el chico de 23 años logró que superara mis prejuicios (más contra mí misma que contra las nuevas generacion­es musicales) y acabó gustándome. Mucho.

Hay momentos en los que no puedo evitar sentirme un poco manipulada. Digo, el álbum empieza con los mismos tres acordes que “Blackbird”, que cada vez que escucho en voz de Paul McCartney me hace querer llorar de una emoción distinta. Y sí, hay dejos e influencia­s de muchos de los grandes a través de esta primera propuesta como solista. Cosas como referencia­s a Netflix que están destinadas a dejar esa canción en particular anclada a este momento de la historia y letras que de pronto sorprenden, porque son mucho más emotivas de lo que Styles había mostrado antes. Pero funciona. Y no importa si eras fan culposo de One Direction, si eres una de esas niñas que no quieren saber de ellos porque se sienten completame­nte traicionad­as o si estás buscando repetir la experienci­a de “intentaré que Robbie Williams se encuentre con los Beatles en un ambiente controlado”. El hecho es que es música que uno puede gozar, no importa en qué momento esté en su vida.

Miren, hemos perdido en los últimos años a los verdaderos grandes. A aquellos que a través de la música nos regalaban mundos enteros, donde nuestras emociones más inexplicab­les se podían de pronto colocar en nuestro existir a través de una canción. No digo que Styles haya llegado ni remotament­e a los niveles de Bowie, Prince o Lennon en su primera entrega como solista, pero muestra toda la madera, puede conmover y para los que volteábamo­s hacia todos lados preguntánd­onos si realmente esta era la segunda era de la muerte de la musuca pop/rock (digo, con eso de “Despacito” dominando Billboard y todo) a mí sí me dio esperanza este disco, que comparte nombre con su músico.

Styles estará mañana en el Lunario (de seguro será la última), hay un brutal documental al respecto (donde, entre otras cosas muestra su emoción y respeto por haber llegado a grabar en Abbey Road y hay un buen disco pop esperanzad­or, bastante fresco, en todas las plataforma­s. Y no, no es un placer culposo. Gracias por reconocer a los pilares de la música, Harry. De aquí en adelante estaremos muy pendientes.

¿En serio?

¿Alguien se sorprendió por las declaracio­nes de Robin Wright (Claire Underwood) al decir que “Trump les robó todas las ideas de House of Cards? ¿Qué vendrá primero? ¿Los juicios de Impeachmen­t o el intento de cambiar la Constituci­ón para que Melania pueda ser vicepresid­enta? ¿No sería más bien Ivanka —aunque— cambiaría un poco la línea dramática? ¿Pueden esperar para el estreno de la quinta temporada? (Yo no).

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