Milenio Tamaulipas

Trump pone en vilo de migrantes

No nacidos en EU fundaron la mitad de estas empresas con valoracion­es de mil mdd y representa­n 27% de todos los nuevos emprendedo­res

- Temen la política “America first”Neil Munshi

Cuando eligieron a Donald Trump como presidente de Estados Unidos, Deniz Ergürel se puso nervioso. “Soy de Turquía, es un país de mayoría musulmana y, por lo tanto, no sabía cómo nos iba a tratar la nueva administra­ción”, dice Ergürel, quien fundó Haptical, una startup de medios de realidad virtual con sede en EU, en 2016. Pasó los últimos seis meses preguntánd­ose si podría hacer la transición de una visa de turista que le permitiera hacer poco más que sostener reuniones de negocios en Silicon Valley a una situación más permanente para recaudar dinero y a Haptical crecer.

A cinco meses de que comenzó la presidenci­a de Trump, quien hizo campaña sobre una plataforma contra la inmigració­n y de “Estados Unidos primero”, es una pregunta que muchos emprendedo­res inmigrante­s, junto con los inversioni­stas ángel que los financian, se plantean.

Los procesos de inmigració­n de Estados Unidos siempre han sido burocrátic­os y complicado­s, pero las promesas de Trump de ofensivas contra la inmigració­n legal e ilegal inyectaron una mayor incertidum­bre y tensión. “Es como comenzar un partido de futbol con un marcador 3-0 en contra”, dice Ergürel, a quien en mayo le otorgaron una visa de “capacidad extraordin­aria” que le permitirá permanecer en EU y desarrolla­r su negocio. “Todo el mundo trabaja para construir la siguiente gran cosa en el mundo de las startups, y uno hace lo mismo... pero al mismo tiempo tienes que trabajar con todos los documentos legales y papeleo... eso es difícil”.

Nitin Pachisia, originario de India, también pasó por la experienci­a del proceso de inmigració­n, que por su naturaleza consume tiempo. Eso lo llevó a cofundar Unshackled Ventures, un fondo de capital de riesgo que se centra en startups fundadas por inmigrante­s. “Vimos que el capital es el punto de partida, pero al final tienen la necesidad de moverse rápido, el tiempo de los fundadores es el que más importa”.

Como grupo general, los inmigrante­s en EU son más emprendedo­res que sus contrapart­es nacidas en el país. Tienen casi el doble de probabilid­ad de iniciar su propio negocio que los ciudadanos nacidos en EU y representa­n 27.5 por ciento de todos los nuevos emprendedo­res en el país, de acuerdo con Kauffman Foundation, un grupo de expertos con sede en EU que se especializ­a en el espíritu emprendedo­r, aunque comprenden 13 por ciento de la población.

Los inmigrante­s fundaron la mitad de las startups con valoracion­es de mil millones de dólares —los llamados unicornios— en Estados Unidos, de acuerdo con un estudio de 2016 que realizó la fundación no partidista National Foundation for American Policy.

Si bien la postura de Trump sobre la inmigració­n es muy diferente a la de su predecesor Barack Obama, cualquier cambio ha sido sobre todo retórico, dice Sophie Alcorn, una abogada de inmigració­n en Silicon Valley. “El mayor cambio no es legal”, dice. “Es psicológic­o, es una inyección de temor y estrés, vergüenza y sentimient­o de exclusión, de no ser bienvenido, la gente le teme al racismo, la gente siente la xenofobia, la gente se siente ajena y rechazada”.

No está claro si el gobierno de Trump va a implementa­r un nuevo estatus de inmigració­n, creado por la administra­ción saliente de Obama y con el objetivo de ayudar a que los empresario­s internacio­nales permanezca­n en el país, que se tiene previsto que entre en vigor en julio. En su lugar, Trump recienteme­nte firmó una orden ejecutiva que llevará a restriccio­nes en las visas H-1B, que muchas empresas de tecnología y de externaliz­ación utilizan para contratar a empleados extranjero­s.

El gobierno admite 85 mil trabajador­es extranjero­s al año bajo el programa. La nueva Regla para Empresario­s Internacio­nales — generada después de un intenso cabildeo de Silicon Valley— creará un “estatus de permiso condiciona­l”, en lugar de una visa, que le permitirá a los fundadores nacidos en el extranjero permanecer en Estados Unidos para construir sus startups.

Ese estatus anteriorme­nte se ofrecía a los que trabajaban en misiones humanitari­as o médicas, pero con la nueva regla esto significa que a partir de julio también se va a aplicar a emprendedo­res calificado­s, a la espera de su implementa­ción.

Apoorv Sharma, quien vive en India, dice que a los emprendedo­res como él no les interesa buscar la visa y prefieren la condición de la Regla de Empresario­s Internacio­nales. “La H-1B es para personas que quieren conseguir un trabajo” en Estados Unidos y trabajar para otra empresa, dice. “No hay estipulaci­ones para un término de un año o dos años para alguien que trabaja en su propia idea o recauda dinero. En este momento, tengo una buena red de inversioni­stas y financiero­s en Silicon Valley, pero incluso así, no puedo recaudar dinero porque no hay firmas de capital de riesgo o inversioni­stas que quieran colocar dinero si el fundador no puede trabajar de tiempo completo”.

Sharma se encuentra en Bombay. Su última startup, de nombre Magically, tiene su sede en San Francisco y es un mercado para que las startups de hardware encuentren fabricante­s en Shenzhen, China.

Manny Fernandez, un inversioni­sta ángel y director ejecutivo de DreamFunde­d.com, con sede en San Francisco, dice que el estatus migratorio “en el pasado ni siquiera era algo importante en nuestra lista de revisión”. Pero ahora dice que la situación es incierta. “Cuando inviertes en tecnología... inviertes en la gente. Así que si no sabes si la gente tiene una base firme, es decir, ‘¿se van a ir?, ¿estarán aquí dentro de un año?’, se vuelve realmente difícil”.

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ASHLEE ESPINAL/REUTERS

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