Milenio Tamaulipas

Fin de las exclusivid­ades

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

C on muy pocas excepcione­s, Televisa ha tomado una decisión que desde hace mucho tiempo ha estado ocurriendo y ya se veía venir a lo grande: dejar de pagarle a la gente que no está trabajando, o como se llama en este medio: quitar la mayoría de las exclusivid­ades. Claro que a mucha de esta gente no la tiene trabajando, porque los tiempos y sobre todo el pastel publicitar­io ha cambiado. Lo que hacían ya no se hace. Así que para muchísimos de estos actores y conductore­s que en algún momento llamaron a la televisora “mi casa” y también para los más avispados que sabían que tarde o temprano esto llegaría, es hora de ponerse creativos. Muchos ya lo están haciendo y bien por ellos. La buena noticia es que nunca habían existido tantas buenas opciones para quien quiera trabajar. Pero no es fácil para quien siempre ha estado en un solo lugar.

La verdad de los hechos es que muy a la vieja usanza de las disqueras de antes, muchísima gente estaba contratada y congelada, simplement­e para que no se pudiera ir a la competenci­a. Y vaya que había terror. Si la más grande estrella de su momento en Televisa fue vetada por hacer algo con otra televisora, con permiso de su empresa, permiso que luego se retiró cuando se volvieron enemigos comerciale­s, ¿imaginen cómo era la vida para los demás? En estos tiempos, seguro muchos tendrían miedo de salir hasta en el Instagram de alguien que trabaja en otro medio.

Pero ya no son esos tiempos. Ventaneand­o ya nunca más se podrá dar la divertida de su vida persiguien­do actores de Televisa que corrían despavorid­os para nunca salir en esa pantalla y perder su chamba. De hecho, muchos de esos mismos actores, ahora trabajan en Azteca. Otros hasta podrían pedir chamba y hacer casting si los persiguen esas cámaras. ¿Pero para qué nos hacemos? Ya nadie persigue a la gente a menos que haya algún escándalo de por medio o un nivel de fama estelar.

De verdad siento mucho lo que están pasando grandes actores que literalmen­te dieron los últimos 50 años de su vida a la empresa, pero es cierto que la situación, con los negocios como están en general en los medios, ya no es viable. Desde Otto Sirgo hasta Mauricio Herrera hasta Juan José Origel han dado declaracio­nes al respecto. Sé de otros casos de gente que dio muchísimo a la empresa y que de pronto se quedó sin esa seguridad a pesar de estar a media telenovela. Pero eso pasa cuando las cosas se construyen para sostener un monopolio y de pronto la realidad es otra. Y en efecto, los más afectados no son los de arriba. La pregunta es también la siguiente. Ya que estamos hablando de prácticas que evitaban que nadie más se quedara con lo que funciona en el mundo de la televisión, ¿también dejarán de comprar todos los guiones del mundo para que nadie más los pueda hacer? ¿Series para que se queden enlatadas? ¿Ideas brillantes para que nadie las realice? Solo es una duda. ¿En serio? ¿Entonces ahora sí “Imagine” la escribió también Yoko Ono?

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