Gobierno en contra de la mayoría, miren ustedes
De veras que esto tiene que cambiar, oigan. Digo, lo de que el presidente de México sea elegido por un roñoso tercio de los votantes (ojo, no es que sean roñosos los antedichos electores sino que representan una muy reducida expresión de la voluntad popular: la abstención y la maligna atomización del voto debidas a la perniciosa existencia de partiditos-negocio terminan restando muchísima representatividad al ganador de turno) viene siendo algo totalmente inaceptable y significa, en sí mismo, un monumental despropósito en el diseño de nuestras instituciones democráticas.
Pero, ¿se puede modificar esto? Muy buena pregunta, estimados lectores: por lo pronto, hemos visto que los partidos políticos, por alguna razón (o, más bien, por la consustancial predisposición de sus representantes a salvaguardar mezquina y egoístamente sus intereses inmediatos), no han incorporado el tema a su agenda de asuntos urgentísimos (de hecho, lo apremiantes e inaplazables que puedan ser otras cuestiones, como la seguridad pública o la rampante corrupción que padecemos en este país, tampoco parecen quitarle el sueño a nuestros repudiados legisladores) y, por si fuera poco, nos advierten, ellos, que la inminencia de las elecciones de 2018 es tan aplastante e irremediable que este asunto, lo de que tengamos un primer mandatario elegido por una sustancial y jubilosa mayoría de los mexicanos en una segunda vuelta, les importa un bledo.
Bueno, pues que gane Obrador. Lo re- pudiamos seis de cada diez mexicanos. Sin embargo, su elección, (¿plebiscito universal?... no me doblen de la risa) habrá sido una suerte de imposición para todos esos otros mexicanos —¡la mayoría, señor mío!— que no lo queremos.
Pero, entonces, ¿qué hacemos, para evitar que nos gobierne un personaje —del partido que sea, caramba, no necesariamente de la izquierda cavernaria— que vaya a ser rechazado por la inmensa mayoría de los ciudadanos?
Ustedes dirán. Y, de paso, a ver si pueden expresar sus opiniones y posturas en los espacios públicos para que un asunto tan supremamente importante se vuelva una cuestión decisiva en las elecciones de 2018. Digo…