No son los colores
El enojo de los victorenses en relación con el nuevo escudo y uniforme del Correcaminos, donde ahora predominará el color azul, va más allá de si estos cambios fueron con la intención de recordar los colores con los que dicho club de fútbol logró el ascenso a la máxima categoría o simple y sencillamente se trata de una acción del gobierno de Tamaulipas para poner su sello. En realidad, el coraje de los ciudadanos obedece a que están hartos de que los políticos y los gobiernos quieran intervenir en todo.
No cabe duda de que, en el fútbol como en la educación universitaria, se tendrían mejores resultados si verdaderamente se respetara su autonomía. Me queda claro que actualmente el Correcaminos necesita de los recursos públicos para subsistir, lo cual es sumamente debatible, ¿debe el gobierno destinar recursos a un equipo de fútbol con los niveles de inseguridad y los demás problemas sociales que atravesamos?
De acuerdo con una columna de Ignacio Suárez publicada en Récord, en ejercicios presupuestales anteriores se llegaron a destinar hasta 300 millones de pesos anuales a este equipo, recursos suficientes para pagar una nómina mayor a las de algunos equipos del máximo circuito.
En mi calidad de aficionado y de ciudadano, creo que el gobierno no debería intervenir en el proyecto y tampoco subsidiar al equipo. Se debe reducir radicalmente la cantidad de recursos que se destinan al Correcaminos y buscar los mecanismos para volverlo sostenible, lo cual será posible en la medida en que lo deportivo empiece a funcionar, y para esto hay que dejar enlos expertos y no en los amigos el rumbo del equipo.
La decisión de renovar el escudo es una de las muchas decisiones que una directiva autónoma no hubiera tomado, o al menos no sin un estudio a fondo. Se equivocó el gobierno y se equivoca al intervenir en temas que desconoce. La gente exige desvincular la política de uno de los pocos espectáculos que quedan en Victoria.