ESTO NO ES UN CÁRTEL
Mancera señaló que no es un cártel de droga el que opera en Tláhuac, sino un grupo delictivo fuerte con capacidad de respuesta. Tiene razón. Lo que ocurrió ahí fue un enfrentamiento contra una banda de petatiux. Y aquí les decimos por qué El vocero presid
El grupo delictivo tiene una red de mototaxis y bicitaxis que mantienen informados a los líderes, pero no son halcones porque no tienen plumas ni pico. No emplean armas de uso exclusivo del Ejército, nada más AK-47, R-15 y otros juguetitos de alto poder. La intervención de la Secretaría de Marina, el apoyo de la Policía Federal y los más de mil agentes de Seguridad Pública no fue un operativo para abatir al líder del grupo criminal. Solo se trató de una acción de rutina para capturar a un ladrón de autopartes. Ni que fuera Arturo Beltrán o El Chapo. El líder de la banda, El Ojos, no tiene apodo de capo. Si fuera un capo de verdad se llamaría La mano con ojos o El Compayito. Los disturbios concertados por civiles como los que se registran en Reynosa, Michoacán, Tamaulipas y varios más no eran narcobloqueos. Se trató de un grupo de ciudadanos que ejercieron su derecho a la libertad de expresión para demandar más seguridad. ¿Así o más claro? Verborrea cantinfleada: Trump dice una cosa como dice otra, se desdice y arremete de nuevo, porque es bien quién sabe cómo. Necesita una persona que maneje lo que viene siendo el discurso de la Chimoltrufia.
Desplantes de diva: tiene que saber cuándo dejar a los reporteros colgados de la brocha y desaparecerse. Spicer lo hacía bien, sus conferencias nomás duraban diez minutos.
Habilidad “de tín marín de do pingüé”: los reporteros son muy mañosos y a veces quieren hacer preguntas manchadonas. Hay que manejar la lectura facial para darle la palabra a los que no te van a meter en líos y a los otros, dejarlos con la palabra en la trompa.
Mano de hierro: pero no para tratar a los demás, sino para aguantar los pinchis apretones de falanges con los que saluda el Jefe Pluma Blanca.
Don de lamesuelas: trabajar todo el día con Trumpas no debe ser nada fácil, así que hay que darle su avión, no contradecirlo, alabar sus buenos tuits, apoyarlo cuando declare la guerra y sobarle su mollerita cuando haga rabietas.
Ceguera selectiva: trabajar en la Casa Blanca y no decir nada cuando Melania e Ivanka se vayan a dormir con su ropa de cama, no debe ser nada sencillo. ¡Ay, mamachitas!