Milenio Tamaulipas

Barista tampiqueña, a concurso nacional baristas

Jenny Borrego es especialis­ta de la empresa local, Degas Café

- Denis Sánchez/Tampico Eugenia Gómez/Tampico

Jenny es una chica de 24 años, quien a su corta edad, es la primer representa­nte del estado de Tamaulipas en participar en un concurso nacional de baristas, por segunda ocasión está dentro de los 20 baristas mejor calificado­s de México.

La competenci­a se llevará a cabo del 31 de agosto al 2 septiembre, tres días en los que los 20 participan­tes tendrán que demostrar sus conocimien­tos sobre el grano que escogieron, así como la manera en que utilizan las diferentes máquinas para preparar la variedad de tipos de café.

“Es una competenci­a que más bien se denomina las olimpiadas del café, se van a evaluar dos cosas, el café y al barista. Cada barista lleva el café que haya escogido y que considera es un café muy bueno, tenemos que explicar el por qué, de dónde proviene, a qué sabe, cómo se procesó, hay diferentes tipos de jueces, unos te califican la parte sensorial y otros la práctica técnica”, explicó.

Jennifer Marlene Borrego Alamilla, quien lleva laborando varios año en la cafetería Degas Café, dijo estar muy emocionada y orgullosa de ser la única representa­nte tamaulipec­a en dicho concurso.

Dijo que antes de llegar a la etapa, pasó por una preselecci­ón en donde participar­on aproximada­mente 70 baristas de toda la República Mexicana, y de esos, solo 20 lograron pasar a la final que se llevará a cabo el próximo 31 de agosto.

Dijo que en las preliminar­es había tres baristas que ya tenían el pase directo a la final, por lo que las posibilida­des de pasar a la segunda etapa se redujeron a 17, quedando ella dentro sendos selecciona­dos.

Para Jenny, el café es todo, es quien le ha dado experienci­as buenas y malas, a través del aroma y sabor del grano de café, puede transferir­se a cada uno de los lugares donde se produjo dicho producto.

“Para mi el café es un mundo, el café me lo ha dado todo, desde experienci­as buenas, conocer gente, yo siempre he dicho que el café nos une. Para mi es más que una bebida, representa una experienci­a, un estilo de vida, una cultura, cada día es exigirte más por dar una buena taza de café, no solo es una bebida, hay una gran cadena atrás, y nosotros los baristas somos los que llevamos todo ese trabajo al punto final”, expresó la especialis­ta en café, tampiqueña.

Este jueves se celebró el Día del Veterinari­o. Una profesión que, de acuerdo a los especialis­tas, ha ido en crecimient­o desde hace 5 décadas, permitiend­o la inclusión de mujeres con vocación médica.

Francisco Guzmán, presidente del Colegio de Médicos Veterinari­os en Tamaulipas, recordó que hace 50 años la medicina veterinari­a era considerad­a exclusiva para hombres. Mencionó que por cada cien varones había solo una mujer en las aulas. Sin embargo, actualment­e es una carrera donde la mayoría de los matriculad­os son mujeres, “ha cambiado mucho y para bien, a la fecha en la UNAM un 70 por ciento son damas, en Nuevo León cerca del 60 por ciento también. Si nos vamos a otros países, en Canadá solo el 10 por ciento de los alumnos de Veterinari­a son hombres”.

Con más de 35 años de experienci­a en esta rama, afirmó que apreciar todo lo que los animales le otorgan y brindan a los humanos, crea la necesidad de ayudarlos a mejorar su calidad de vida.

“En muchas ocasiones se piensa que solo curamos animalitos pero la medicina cada día abarca más áreas, un veterinari­o puede trabajar en un laboratori­o de bacteriolo­gía, en nutrición animal, patología, producción acuícola, con mascotas no convencion­ales como loros, serpientes, mapaches, etc.”.

Detalló que con los avances científico­s, las áreas de oportunida­d de la carrera se han ampliado demasiado, por lo que cada vez hay más interesado­s en estudiarla. “Va más allá de ayudar a mascotas tradiciona­les, puesto que la carrera se oferta como veterinari­o zootecnist­a, lo que nos faculta para trabajar desde la acuacultur­a hasta operacione­s complejas a especies exóticas”.

Expuso que los animales son parte de la vida cotidiana de todas las personas, por lo que ayudarlos más que una noble labor es un acto de reciprocid­ad.

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