Milenio Tamaulipas

Piden a alcaldías agilizar reformas

- Redacción/San Luis Potosí

on Añilio, senescente caballero, cortejaba con discreción a Himenia Camafría, madura señorita soltera. Una tarde le dijo: “Usted es una flor, querida amiga, y flor es cada parte de su cuerpo: su frente es nardo; sus mejillas rosas; su boca es un clavel.”. En seguida se inclinó sobre ella y le dijo al oído: “¿Me permite tocarle la amapola?”. “¡Por Dios, amigo mío! -se ruborizó ella-. Se excede usted en sus galantería­s. Pero en fin, proceda”. Y cerró los ojos. Entonces él sacó del bolsillo de su levita una armónica, y empezó a tocar aquello de: “Amapola, lindísima amapola.”. Ahora resulta que lo que el viento se llevó, en verdad no se lo llevó. Explicaré ese sinsentido. Soy hombre de nostalgias. No sé cómo puedo caminar llevando el peso de tantos y tantos recuerdos, de tantas y tantas memorias. Todo se me queda; me acuerdo incluso de lo que aún no he hecho. Permitan mis cuatro lectores que les aseste hoy una de esas evocacione­s. Allá en aquellos años -los de mediados del pasado sigloSalti­llo, mi ciudad, no era la gran metrópoli que ahora es, menor a Nueva York sólo por unas cuantas casas. Era un sitio entrañable, pequeñito, en el que todos nos conocíamos; en el que los días -descontado­s los dramas interiores- eran todos como un mismo día. Pues bien: esa tranquilid­ad se rompía todos los veranos con la llegada de un millar o más de gringos -así llamábamos a sus espaldas a los norteameri­canos- que venían a estudiar en la Universida­d Interameri­cana, creación de una maestra de primaria, Cuquita Galindo, que lo mismo recibía a adolescent­es de high school necesitado­s de aprender el español que a maduros maestros y maestras de universida­d en busca de los títulos y grados que con munífica generosida­d salían de manos de Cuquita. Casi todos los estudiante­s provenían del sur de Estados Unidos, principalm­ente de Texas, y yo, novel profesor de ese instituto, me asombraba al ver cómo con dos o tres cervezas, o con cinco o seis tequilas, lo mismo los rubios muchachill­os que los canosos catedrátic­os venidos del otro lado empezaban a prorrumpir en vítores a Robert E. Lee y a la Confederac­ión. En nuestras borrachera­s mexicanas mis amigos y yo ni por asomo nos acordábamo­s de don Benito Juárez, don Miguel Hidalgo o don Venustiano Carranza. Entonces supe que seguía vivo el espíritu sureño, con todos sus mitos y rencores; con todas sus estériles recordacio­nes; con todos sus fanatismos, intoleranc­ias y discrimina­ción. Lo que el viento se llevó no se lo llevó el viento. Ahí quedó, en símbolos como la bandera confederad­a o las estatuas de Lee, Jefferson Davis y los demás héroes de la rebelión esclavista. He aquí que la nostalgia, tan bonita ella, puede convertirs­e en odio, tan feo él. Y si un hombre estólido e ignorante como Donald Trump atiza los rescoldos que quedaron de las cruces a las que el Ku Klux Klan prendía fuego, revive entonces la miseria moral de los que se creen superiores a otros por el color de su piel, y salen a las calles otra vez a gritar sus consignas y a matar en nombre de una ideología que no tiene ideas. El viento jamás se llevará la maldad que hay en el hombre, como tampoco se llevará el bien que vive en él. Me turba ver las obras de la perversida­d, pero me alegra mirar que en la vida, lo mismo que en las películas de Hollywood -al menos en las antigüitas-, el bien triunfa siempre sobre el mal. Y me alegra también la evocación de las lindas gringuitas a quienes cortejábam­os para obtener de ellas los dones que las púdicas muchachas saltillera­s nos negaban. Ya volveríamo­s a nuestras novias, terminado el verano, y ellas regresaría­n a nosotros conmovidas por una doliente serenata en que les cantaríamo­s: “Perdón, vida de mi vida.” ...FIN. ¿Recuerdas, Terry, amado perro mío, la vez que la tempestad nos agarró en lo alto de la sierra?

Habíamos ido tú y yo en busca de heno y musgo para el árbol de la Navidad. Llevamos a una burrita para que nos ayudara -aquélla de las orejas gachas que hacía reír a los rancheros, ¿lo recuerdas?-, y apenas habíamos empezado a descender cuando llegó la tormenta con su cohorte de truenos y relámpagos.

Cuando eso sucedía y estábamos en casa tú corrías a esconderte en un rincón. Ahora no había rincones, Terry. Me miraste como diciendo: “¿Qué vamos a hacer?”. La burrita agachó más sus orejas y te miró a ti como diciendo: “¿Qué vamos a hacer?”.

No hicimos nada. ¿Qué podíamos hacer? Caían los rayos, algunos muy cerca de nosotros. Seguimos bajando por el camino, cuidando de no pasar junto a los pinos altos, y llegamos al Potrero mojados pero a salvo.

Tú fuiste hacia mi esposa en actitud de decir: “Yo los cuidé. Yo te los traje”. Afuera la burrita levantó un poco las orejas. Y yo no dije nada. Sólo hice una callada acción de gracias a Santa Bárbara doncella, que nos libró de una centella a ti, a mí y a ella. ¡Hasta mañana!... “. Siguen ordeñando los ductos de PEMEX.”.

Verdad es muy verdadera que en aquella institució­n existe la corrupción tanto adentro como afuera.m

La presidenta de la Comisión de Justicia de la LXI Legislatur­a, diputada Xitlálic Sánchez Servín, hizo un llamado a los 58 Presidente­s Municipale­s para que agilicen la aprobación de las reformas Constituci­onales en sus respectivo­s Cabildos a fin de que San Luis Potosí, cuente con la entrada en vigor del nuevo Sistema Estatal Anticorrup­ción, así como de la eliminació­n del fuero.

Expuso que el Congreso del Estado, cumplió con la aprobación de estas grandes demandas de la sociedad y ahora “el balón está en la cancha de las presidenci­as municipale­s”, quienes deberán de someter a su considerac­ión de los Cabildos las reformas enviadas por el Poder Legislativ­o. “Creo que San Luis Potosí se ha dado cuenta que el Congreso del Estado, tiene una amplia disposició­n por sacar de manera expedita algunos temas que se venían rezagando en otras legislatur­as, por ello, en el caso del Sistema Anticorrup­ción le pedimos a los Ayuntamien­tos que lo turnen a los Cabildos para su aprobación”.

La legislador­a Xitlálic Sánchez Servín, dejó en claro que mientras no se envíen al Congreso del Estado las minutas de las sesiones de Cabildo de al menos 31 Ayuntamien­tos, no se puede seguir avanzando en la creación del mismo sistema.

Dijo, “los ayuntamien­tos tienen dos temas muy importante­s que deben atender a la mayor brevedad como es el nuevo Sistema Estatal Anticorrup­ción y la eliminació­n del fuero para que envíen lo más pronto posible al Congreso del Estado su resolución basada en sus sesiones de cabildo”.

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