Milenio Tamaulipas

Murió el rey de la comedia

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

N

o lo duden. Todos los que amamos la comedia debemos estar de luto, pero creo que a estas alturas de la partida hace falta explicar un poco. Les cuento que mi inquietud de hacerlo no es porque Jerry Lewis no fuera la más grande estrella del mundo de la carcajada en muchos y diversos momentos, sino porque después de leer varias notas de, por ejemplo, los Kid’s Choice Awards, me doy cuenta de que estamos a dos minutos de que los más jóvenes no se acuerden ni de Chabelo.

¿Cómo describir la carrera de Jerry Lewis en tan poco espacio? A ver, empezando por puntos de referencia. El teletón, como lo conocemos, fue creado por este comediante, quien le declaró abiertamen­te la guerra a las distrofia muscular. Todo esto empezó, porque él y su pareja cómica, el también enorme Dean Martin, tenían un miembro de su equipo en La hora Colgate de Jerry Lewis y Dean

Martin, quien les suplicó que lo hiciera. Y así se aventaban las, al menos, 21 horas para recaudar fondos y crear conciencia de esta terrible enfermedad. Aunque todo empezó con programas especiales en los años 50 el teletón como lo conocimos duró de 1966 hasta 2010, y la partida de Lewis eventualme­nte culminó en el fin de este esfuerzo en particular.

La comedia de Lewis era impulsiva, alocada, aparenteme­nte obvia, pero siempre con un dejo de oscuridad que acababa haciendo pensar a quien lo fuere a ver que se había enfrentado a algo más que lo evidente. Y el mismo Lewis confirmarí­a esto en varias entrevista­s en las que admitía que sus demonios bailaban alrededor de su comedia, pero que se negaba a ir a terapia por el temor a dejar de tenerlos. “Si sé lo que me está molestando, entonces ya no seré chistoso”, solía decir.

No había riesgo en ello. Incluso cuando se separó de Dean Martin había todo un mundo que descubrir en todos los medios posibles, radio, televisión, teatro y obviamente cine. Y vaya que lo hizo. Un ejemplo conocido, El

profesor chiflado, una especie de versión de Jekyll y Hyde, donde el científico se convertía en galán. Muchos considerar­on que era un mensaje directo a su antiguo compañero. “Yo puedo serlo todo, no me limiten”, fue la interpreta­ción que en varias ocasiones negó.

No podemos olvidarlo (y si no la han visto corran a su Netflix, ahí está El rey de

la comedia) la cinta de Scorsese donde interpreta a un comediante completame­nte distinto a su persona, que es acosado por un fan enardecida­mente enloquecid­o, quien cree que es su mejor amigo y que le dará su gran oportunida­d. Ese fan era interpreta­do por Robert DeNiro y si ustedes vieron la película nunca podrán olvidar la dupla.

Pero lo que a una servidora más le impresionó siempre de la carrera de Jerry Lewis fue lo avanzado que estaba a sus tiempos y la manera en la que ni siquiera él lo sabía. El mito de la cinta El día que

el payaso lloró es una de las historias más intrigante­s del séptimo arte. Lewis produjo, escribió y actuó en la trama en la que un hombre, un payaso está aprisionad­o en un campo de exterminio nazi. El contraste entre aquel que se dedicaba a generar risas y el lugar y pesadilla que vivía es narrado de tal manera que Lewis se negó a que nadie viera el filme. Aunque el payaso se dedicaba a hacer reír a los niños camino a su muerte, en varias ocasiones Lewis dijo que se avergonzab­a de su falta de criterio al contar esa historia. Y luego vino La vida es bella, de Roberto Benigni (en mi opinión una forma oportunist­a de contar esa misma historia) y ganó el Oscar. Lewis admitió que le habían robado la idea, pero que lo hicieron bien. El payaso que llora lo podremos ver hasta 2025, porque hasta entonces Lewis aceptó que fuera inducida a la Biblioteca del Congreso de EU. Claro, si quedan biblioteca­s o Congreso para entonces. Sí señores y sobre todo, chavos. Murió El rey

de la comedia. Búsquenlo. Verán que hay cosas que sí permanecen.

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