La cola del perro
Estaba sentada frente a una pantalla en blanco, pensando si escribirles sobre lo irónico que resulta que necesitemos a Godzilla para que destruya el pavimento y edificios de nuestra ciudad cuando, de pronto, algo que vi en todas las pantallas de televisión me transportó a 1997 en una pequeña sala de cine, viendo lo que es, sin duda, una de mis cintas favoritas de todos los tiempos.
En España le pusieron el título que arruinaba toda la película: La cortina de humo. Aquí simplemente Escándalo en la Casa Blanca. El título original de esta producción de Barry Levinson, coescrita por el brillante David Mamet, era Wag the
Dog. Una manera muy interesante en Estados Unidos para referirse a los motivos secretos del poder y sobre todo cuando una cosa es absolutamente contraria a lo que podría ser. El perro mueve la cola, no la cola al perro. ¿Será?
En ese entonces Dustin Hoffman interpretaba a un ambicioso productor de Hollywood, quien es llamado por los siniestros personajes que controlaban la presidencia de su país, Robert De Niro y Anne Heche, para producir una guerra falsa que llamara la atención de todo el país. ¿Saben por qué? Pues, porque el presidente había hecho algo muy estúpido, que podría costarle el cargo. Había que distraer.
Recuerdo bien que aunque la película había salido bastante bien reseñada, hubo varios críticos que la consideraron una comedia que no trascendería por inverosímil. ¿De verdad creeríamos que la gente se distraería de un escándalo presidencial por algo como una guerra?
Resultó algo adelantada a sus tiempos, pero la cinta estaba en su momento. Inventaban a un héroe de la guerra, un cantante country del sur le hacía un himno en su honor, la gente se aventaba detrás de un patriotismo desbordado y el presidente salía avante. Ya no les diré en qué acaba, porque si no la han visto, sería un gran ejercicio en estos momentos verla y compararla con lo que distrajo mi atención anoche a las ocho.
Ya saben, el mismo personaje que unas horas antes se puso a ver el eclipse sin protección solar desde la Casa Blanca. ese mismo que hace una semana se negó a pronunciarse específicamente contra los neonazis de Charlottesville, pero aprovechó el momento para recordarle al mundo que ahí tiene los mejores viñedos. Ese al que ya muchos ya solo llaman 45. El mismo que apoyaba un retiro total de Afganistán hasta antes de ser electo. Ese, al que le convendría tremendamente cambiar el discurso a estas alturas. ¿No les parece?
¿En serio?
¿No me van a dejar ver todo Games
of Thrones de corrido cuando acabe? ¿Insisten en contarme todo aunque me lo estoy guardando? ¿También me van a seguir dejando plantada los domingos a las 20 horas cuando termine la temporada?