El Tri, un río subterráneo
L a muerte de Mariano Soto, baterista del Tri, ha pasado prácticamente desapercibida para los medios y para los intelectuales. No es extraño. El Tri, su música y el fenómeno social y cultural que expresa corren de manera subterránea desde hace casi 50 años.
Durante algunos años tuve la dicha de estar muy cerca del Tri y muy especialmente de mi niño Alex
Lora. Recuerdo un toquín en un bodegón en Pantitlán. Varios miles de chavos de la banda colmaban el local. La policía montada estaba provocadoramente dentro del lugar, Alex Lora y el Tri empezaron a tocar la rola “Abuso de autoridad”… muchos azules en la
ciudad queriendo agandallar, la gente se enardecía. Me asusté. Le pregunté a Alex qué iba a pasar. No hay bronca, mi niño, orita verás cómo se calma la banda. La gente estaba al borde de darles una madrina a los
tiras y los desafiaba ante los propios caballos. Alex terminó la rola. ¿Cómo se la pasó la banda?, a ver, cabrones, díganme, están a toda madre, pos orita se me van a chingar a su madre sin hacerla de a tos. Fue impresionante, los chavos fueron saliendo en paz y no hubo ningún roce con la tira.
Viví situaciones semejantes en muchas otras tocadas, en el Che Guevara en CU de la UNAM; en un predio cerca de Telerrisa; en Naucalpan; en casi todos los barrios bravos de Ciudad de México.
En una ocasión tuve que convencer a la gente de la brava vecindad de La Casa Blanca, la de Los Hijos
de Sánchez, que desalojaran sus casas para que se pudiese reconstruir y erigir una vivienda diferente al cuarto redondo. Le dije a mi amigo Manuel Aguilera, entonces director de Renovación Habitacional,
déjame traer a Alex Lora y al Tri. Hablé con mi niño y aceptó ir. Se hizo la tocada. La gente brava de La
Casa Blanca fue seducida por El Tri y aceptó dejar sus viviendas. Fue una tarde-noche inolvidable bailando con la banda y con el Tri de México.
Otra vez Alex pasó por mí a Villa Olímpica. Íbamos en su camiona rumbo al Canal 13, donde haría uno de los pocos programas que le permitieron para la telera. No querían dejarnos pasar: solamente entran
los del Tri sin tragos ni comida; Alex contestó: Si no
entra toda la banda, no toca el Tri. Tuvieron que aceptarnos.
El Tri es un río rebelde.