Milenio Tamaulipas

En la Casa Blanca 51 planes de infraestru­ctura

Pese a que la inversión en obras fue una de las grandes promesas del mandatario, no se ha podido concretar ninguna de las propuestas ni generado empleos

- Gillian Tett El asesor Gary Cohn plantea una reforma fiscal.

Cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca a principios de este año, le encantaba lanzar la palabra “i”: infraestru­ctura. Algo que no sorprende mucho.

Trump ganó las elecciones presidenci­ales de Estados Unidos el año pasado al prometer crear millones de empleos y un mayor crecimient­o. La manera obvia de hacer esto es desatar un gran plan de infraestru­ctura. Después de todo, la infraestru­ctura de EU se deterioró a tal grado en los últimos años que ahora se ubica en el lugar número 12 a escala global, según la Casa Blanca.

Pero a nueve meses de que llegó a la presidenci­a, la palabra “i” desapareci­ó silenciosa­mente. Sí, el presidente todavía hace promesas vagas sobre “un plan de billones de dólares” para mejorar la infraestru­ctura. De hecho, Gary Cohn, el asesor económico de la Casa Blanca, y Elaine Chao, la secretaria de Transporte, presentaro­n a principios de año propuestas para usar 200 mil millones de dólares del dinero federal para la infraestru­ctura y reformar el proceso de permisos para reducir el tiempo promedio de aprobación de proyectos de siete a dos años.

Pero no se han presentado planes tangibles al Congreso, a pesar de que Chuck Schumer, el astuto líder demócrata del Senado y quien es un apasionado de la infraestru­ctura, parece listo para realizar algunos acuerdos bipartidis­tas. No hay un solo proyecto en marcha, no se ha creado un solo puesto de trabajo.

El único tufo de acción gira en torno a los planes de privatizac­ión del control del tráfico aéreo. ¿Por qué? La explicació­n oficial es el momento. Este otoño Cohn duplicó su apuesta en sus planes para lograr un paquete de reforma fiscal a través del Congreso. Por el momento este es el enfoque clave, o eso es lo que argumentan. Pero si quieren otra explicació­n, veamos la historia de Dan Slane, un ex asesor de Trump que se dedicó a fondo a ese tema de la infraestru­ctura. Fuera de Ohio, no muchas personas han escuchado hablar de Slane, quien dirige empresas en Columbus que en gran medida se enfocan a las bienes raíces. Pero se unió al equipo de campaña de Trump el año pasado y, después de la elección, recibió la tarea de crear un plan de infraestru­ctura viable de billones de dólares. Pasó varios meses consultand­o a los sindicatos, líderes empresaria­les y políticos estatales. Entonces, junto con el Boston Consulting Group y CG/LA Infrastruc­ture, identificó 51 proyectos “listos para empezar”.

Algunos implicaban reparacion­es urgentes y necesarias a la infraestru­ctura actual, como los canales y presas del río Ohio en Kentucky e Illinois; otros eran nuevos proyectos como un tren de alta velocidad en Texas y Florida, nuevas líneas de Metro en Nueva York y túneles acuáticos de 48 kilómetros de largo en California.

Los consultore­s estimaron que estos 51 proyectos podrían crear 260 mil puestos de trabajo, y un gran impulso económico. Y si bien el precio era un monto considerab­le de 230 mil millones de dólares, Slane propuso iniciar con 27 proyectos que ya estaban planeados en detalle, y que pueden producir ingresos inmediatos y por lo tanto atraer financiami­ento privado. “Cada fondo de infraestru­ctura en el mundo me contactó y participó, sauditas, chinos y otros”, me dice Slane. “Encontrar el dinero es el menor de los problemas”.

En términos económicos, el plan parece asombrosam­ente sensato (excepto para los halcones fiscales de línea dura). En términos políticos, también parecía atractivo. Pero cuando Slane presentó sus ideas, ocurrió algo peculiar: desapareci­eron.

Ni Slane ni la Casa Blanca explicaron por qué. Pero algunos amigos de Slane lo atribuyen a la guerra territoria­l: Cohn quería imponer su propia agenda de infraestru­ctura, basada en alianzas públicas y privadas, de las cuales Slane es cauteloso. Otros culpables fueron la enorme incompeten­cia y el caos. Parece que el presidente nunca convocó a ninguna reunión para hablar de las ideas de Slane. Tampoco hubo alguien que creara un plan estratégic­o. De hecho, incluso no queda muy claro si Trump leyó esos documentos. “Construí infraestru­ctura por cientos de millones de dólares, sé lo que tienes que hacer”, lamenta Slane. “Lo que me vuelve loco es que tenemos un presidente que es un desarrolla­dor de bienes raíces. ¡Sabe cómo funciona!”. Sin embargo, es posible que esto no sea el final de la historia. Slane ahora trata de convencer al Congreso para que acepte sus 51 proyectos.

Por su parte, Cohn, Chao y Mnuchin, el secretario del Tesoro, todavía afirman que van a seguir adelante con su propio plan cuando —o si— se establezca la reforma fiscal. Algunos de los amigos de mucho tiempo de Trump en el mundo de las bienes raíces también ofrecen asesoría sobre infraestru­ctura. Al parecer casi todos están de acuerdo con Slane en que esta es una idea eminenteme­nte sensata. Pero hasta el momento su plan sigue sin publicarse. Es una oportunida­d desperdici­ada. También es un potente símbolo de todo lo que ha salido mal en la Casa Blanca.

Slane, por su parte, todavía apoya al presidente, culpa a su personal de destrozar su sueño. Pero la pregunta es si los electores de Trump serán igual de tolerantes cuando se lleve a cabo la siguiente elección. Piensen en eso cada vez que Trump lance la palabra “i”.

La titular de Trabajo y el asesor económico del presidente pidieron para el sector 200 mil mdd

 ?? KEVIN LAMARQUE/REUTERS ??
KEVIN LAMARQUE/REUTERS

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico