Milenio Tamaulipas

Cabildo de Cd Madero aprueba obra de drenaje para Miramar 1 y 2

- Pablo Reyes/Ciudad Madero

La administra­ción municipal que preside José Andrés Zorrilla Moreno en reunión de Cabildo aprobó un paquete de obras para beneficio de los vecinos de las colonias Miramar 1 y 2 que servirán para remediar situacione­s ocasionada­s por falta de sistema hidráulico y en donde se destinarán recursos del gasto corriente.

Es interés del presidente municipal elevar la calidad de vida de los habitantes cumpliendo con los compromiso­s pactados.

Al respecto la regidora presidenta de la Comisión de Asentamien­tos Humanos y Obras Públicas, María Angélica Montalvo de Leija, quien fungió como representa­nte de la primera autoridad, manifestó “nuestro alcalde está cumpliendo con compromiso­s con nuestros vecinos y hasta la fecha vamos bien con respecto a todas su promesas que tengamos que dar.

Por supuesto el Cabildo está al pendiente de que todas esas obras pues es para seguir transforma­ndo nuestro municipio Ciudad Madero”.

El programa que se lleva a cabo en Miramar 1 y 2 está conformado por dos etapas, “Ya habíamos autorizado en la primera etapa de todo lo que es el drenaje de la colonia Miramar, en esto estamos hablando de una segunda etapa que da como consecuenc­ia una suma de 6 millones de pesos” refirió.

La regidora Montalvo dijo que con la transforma­ción de las dos sectores, Ciudad Madero tendrá un crecimient­o sostenible ,“son dos colonias que están en la entrada del máximo paseo turístico que tenemos que tener una inversión para hacer un desarrollo más sustentabl­e dentro del municipio, es punto de referencia que tengamos que dar estos servicios básicos a todos los vecinos que habitan en las colonias Miramar uno y dos”, finalizó.

Con estas acciones la administra­ción local refrenda el compromiso de seguir transforma­ndo las colonias con obras de calidad, que permitan mejorar condicione­s de vivienda para los habitantes de Ciudad Madero.m n la habitación 210 del Motel “Venus” la linda chica se dispuso a llenar el cheque que el maduro señor le había entregado. Se vuelve hacia el añoso caballero y le dice: “¡Caramba, don Geronte! ¡Tampoco su pluma funciona!”. Por nuestras venas de mexicanos corren dos sangres confundida­s y mezcladas hasta el punto de ser ya una misma sangre. La primera es la de nuestros antepasado­s aborígenes; la otra es la de aquéllos que vinieron de España y aquí plantaron -quiero decir sembraron- su lengua, su religión y su cultura. De dos linajes estamos hechos, pues. Renegar de uno o del otro es abjurar de la mitad de nosotros mismos. Olvidan eso los que el 12 de octubre -¿aún se llama Día de la Raza?- danzan en desagravio de Cuauhtémoc o maculan la estatua de Colón. Lo olvidan también aquéllos que todavía usan la palabra “indio” como insulto. Yo amo por igual mis dos estirpes. Siento orgullo de la herencia que los nobles y laboriosos tlaxcaltec­as trajeron a Saltillo, y llevo en mí el legado europeo de quienes fundaron mi ciudad. Amo a España, la patria a la que muchos mexicanos damos aún el título de madre. En ese amor comulgo con dos ilustrísim­os paisanos míos: Carlos Pereyra, historiado­r, y Artemio de Valle Arizpe, literato. Ambos están hoy muy olvidados -todo está hoy muy olvidado- pero los dos dejaron huella en mí, lo mismo que otro gran hispanista, el regiomonta­no Alfonso Junco. Por ese amor de mexicano a España la quiero una y unida. A la hora en que esto escribo desconozco aún el resultado del referéndum que ayer se hizo en Cataluña. Muchas razones tienen los catalanes para exaltar su prosapia, pero herirían profundame­nte a España, y se mutilarían ellos mismos, si consumaran por causa de un nacionalis­mo exacerbado, y de antiguos y nuevos rencores, una separación que a los primeros que dañaría en muchas maneras sería a los propios catalanes. Hombres y mujeres de buena fe se han esforzado por conciliar las demandas de la comunidad catalana con la necesidad de conservar unida a España, y han dado importante­s pasos para mantener el respeto a su lengua, su cultura y sus ansias de autodeterm­inación. Se puede lograr esa conciliaci­ón si las partes en conflicto atemperan la imposición autoritari­a de unos y la beligerant­e demagogia de otros. Las ideas de hispanismo y de catalanism­o no necesariam­ente se oponen una a la otra si hay buena voluntad en todos, razón y altura de miras. Hago una pertinente aclaración: estas palabras mías se inspiran en el amor que siento por España, y en mi anhelo filial de verla indivisa. Si he errado al escribir lo que escribí culpen mis cuatro lectores a ese amor. Ante el amor, ya se sabe, claudica el pensamient­o. Aquel sultán gozaba fama de ser el hombre más potente de las naciones árabes: se decía que en una sola noche satisfacía sin interrupci­ón a 20 de sus odaliscas. Un motín popular lo hizo salir de su país y exiliarse en uno de occidente. Bien pronto halló trabajo: cierto empresario teatral -no era precisamen­te Sol Hurok- le ofreció un contrato para que realizara su acto en un club nocturno clandestin­o. La noche del estreno se levantó el telón y apareciero­n en escena las 20 supuestas odaliscas, cada una de las cuales se recostó en un diván. Salió entre aplausos el sultán y procedió ipso facto a hacer la demostraci­ón. El desencanto del culto público presente fue muy grande cuando después de disponer de la odalisca número 15 el sultán no pudo ya seguir y abandonó la escena. “¿Qué te pasó, Abdul? -le preguntó con enojo el empresario-. Por tu culpa tendré que devolver las entradas”. “No me lo explico -respondió apenado el sultán-. En el ensayo general de hoy en la tarde todo salió muy bien”. FIN.

-Tuve una hijita -relata la mujer morena-. Pero como no me la admitían en la casa donde iba a trabajar decidí venderla.

¿Qué edad tiene esta historia? Puede tener 100 años, o 50, o diez. Quizá sucedió ayer. Nos habla de pobreza; de injusticia; de discrimina­ción. Miles de mujeres indígenas dejan el lugar en que nacieron y vivieron sus primeros años y van a trabajar en las ciudades grandes, lo cual implica una dolorosa separación, un desgarrami­ento.

Esas “trabajador­as del hogar” -ya no se llaman sirvientas, criadas, y ni siquiera empleadas domésticas- no reciben la publicidad de los indocument­ados. Y sin embargo también envían dinero a sus familias, y sufren igualmente las penalidade­s del destierro.

Muchos dramas humanos suceden frente a nosotros, y no los vemos. Tan grande indiferenc­ia ante el sufrimient­o de los pobres forma parte también de la injusticia y la discrimina­ción.

¡Hasta mañana!... “. Referéndum en Cataluña.”. La citada votación nos demostrará este día que a veces la mayoría se aleja de la razón.

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