Milenio Tamaulipas

Dietrich Mateschitz, millonario y rey de las bebidas energética­s

A finales de los 80, este austriaco no solo fundó una empresa, sino que plantó los cimientos de una nueva industria, la cual factura al año más de 30 mil mdd

- Braulio Carbajal/México

Un principio básico en el mundo de los negocios es crear demanda, es decir, implantar en el subconscie­nte del público la necesidad de adquirir cierto producto. En la década de los 80 surgió una persona que con el diseño de un toro rojo y el eslogan “Red Bull te da alas”, implementó de manera magistral esta estrategia: Dietrich Mateschitz, el rey de las bebidas energética­s.

Fue en 1988 cuando el austriaco lanzó al mercado local la marca Red Bull, una bebida energetiza­nte que ahora es la más popular de la industria; sin embargo, su mérito está en que en esa época no existía nada parecido en occidente, por lo que la ardua tarea consistió en posicionar­la en el gusto de los consumidor­es.

Su trabajo fue tan exitoso que rápidament­e Red Bull se expandió por todo el mundo y llegaron los competidor­es que vieron un jugoso negocio; solo una década después el sector ya facturaba más de 3 mil millones de dólares al año, cifra que siguió creciendo de manera acelerada hasta los 30 mil millones que representa en la actualidad.

La industria despuntó con la compañía Red Bull GmbH a la cabeza, lo que le permitió a Mateschitz amasar una fortuna que según la revista Forbes asciende a poco más de 20 mil millones de dólares.

Inspiració­n tailandesa

Cuenta la leyenda que a principios de la década de los 80, Dietrich Mateschitz visitó las exóticas tierras tailandesa­s, y para hacer frente al jetlag —cansancio y otros síntomas provocados por un viaje en el que se cruza distintas franjas horarias— le ofrecieron probar una bebida de origen japonés basada en cafeína y taurina llamada Krating Daeng.

El austriaco no solo se sintió con más energía, el destino le había dado a beber el producto que lo haría millonario.

Sin titubear, Mateschitz se dio a la tarea de buscar al dueño de la marca Krating Daeng, un tailandés llamado Chaleo Yoovidhya. Una vez que lo encontró le ofreció un negocio imposible de rechazar, asociarse para introducir su bebida energizant­e en el mundo occidental.

Crearon una empresa en la que ambos tenían el 49 por ciento de participac­ión accionaria —el 2 por ciento restante era para el hijo de Yoovidhya—, pero dirigida por Mateschitz. El primer paso del austriaco fue contactar a expertos que hicieran menos dulce el Krating Daeng y sobre todo, más ameno para el paladar europeo. El resultado fue Red Bull. “Jamás creí que lo que empezó como un gusto personal, sería una bomba mundial”, dijo alguna vez Dietrich Mateschitz.

El deporte le dio alas

Cuando Red Bull nació no existía el mercado de bebidas energética­s, por lo que la principal labor de su fundador fue crearlo. La tarea no fue sencilla y había que recorrer un sinuoso terreno, de hecho el primer paso fue regalar el producto en las calles.

La publicidad siempre ha sido el elemento clave la compañía de Dietrich Mateschitz, al grado de que destina 30 por ciento de sus ingresos a estrategia­s de marketing, cifra considerab­le si se toma en cuenta que un conglomera­do como Coca-Cola dedica alrededor de 10 por ciento.

La marca Red Bull ha estado históricam­ente asociada con el mundo del deporte. Su alcance es tal que patrocina a más de 500 atletas extremos, tiene tres escuderías propias (una en Fórmula 1, otra dirigida a jóvenes denominada Toro Rosso y una más en Nascar llamada Team Red Bull) y es dueña de tres equipos de futbol (Red Bull Salzburg, New York Red Bulls y RB Leipzig).

Toda esto forma parte de una costosa maquinaria de marketing que ha ayudado a Red Bull a convertirs­e en la bebida energética más popular del mundo; sin embargo, también ha tenido que hacer frente a fuertes críticas que señalan a su producto con nocivo para la salud por la serie de efectos negativos que trae a una persona que abuse de su consumo.

La controvers­ia siempre será parte de esta marca, pero mientras existan deportista­s de alto rendimient­os, personas que quieren rendir más y estudiante­s que necesitan más concentrac­ión, Dietrich Mateschitz continuará agrandado su fortuna.

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M A U RI CI O L E DE SM A

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