La paz a través de las historias
El ejercicio del periodismo, por su naturaleza que es la de ‘vivir’ historias para contarlas, solo puede aportar esa empatía con la tragedia de la violencia para sensibilizar sobre la paz.
La primer tarde del Encuentro de Periodismo por la Paz, sumó un catálogo de narrativas de la violencia de sociedades trágicas como Siria y su guerra civil que incluye la violación de los derechos humanos, principalmente en la mujer; la época post dictatorial de Chile; la extraña sensación de paz de la guerrilla colombiana; y por lógica, la crisis mexicana del narco.
La visión de Zaina Erhaim, prestigiada periodista de Siria, retrata el activismo como prioritario, cuando el entorno urge la búsqueda de los derechos humanos.
Frente a mí, la londinense Nina Lakhani que conoce a fondo crisis de países centroamericanas, y por supuesto de México; y la colombiana Patricia Nieto, que ha pasado la transición de ese país de la guerra del narco, las guerrillas y ahora, la paz, ambas abundan en la profundización de la narrativa de los entornos en crisis, el sentimiento empático con las víctimas, y una narrativa que procure el derecho humano,y aun más: la esperanza.
Y tan difícil que parece cuando la sangre brota donde sea, la injusticia está en el ambiente y pero la unidad no aplica como en las dos primeras, y por lo mismo, el consumo obliga al rojo, a narrar lo que ya está implícito.
Otro colega hace el apunte tras bambalinas: “la paz es obligación de la autoridad, nosotros aportamos, pero hay un límite”.
Y sí, pero debe haber algo más esperanzador, las crisis humanitarias no son superficiales y el riesgo que asume el periodismo no puede ser tan vano.
Las letras son estandarte de la conciencia.