Carmelo Torres preserva la gran tradición de la cumbia
El músico, que se presenta hoy en el Festival Cervantino, fue gran alumno de Andrés Landero, protagonista del folclor sabanero
La cumbia colombiana no podría definirse sin Carmelo Torres, heredero musical del legendario acordeonista Andrés Landero: “Llegué a San Jacinto, Bolívar, Colombia, en 1975, donde conocí al maestro, con quien me terminé de pulir para tocar el acordeón. Desde entonces defiendo la cumbia tradicional y el folclor sabanero”, dice a MILENIO.
Ahora, acompañado del hijo de Andrés, Orlando, José Movilla, Rodrigo Salgado y Romy Molina, preserva la cumbia tradicional y 20 ritmos de la región sabanera.
El acordeón llegó a la cumbia gracias a Andrés Landero, quien “se atrevió” a adaptar los sonidos de la gaita al acordeón: “Le fue tan bien que gracias a eso hoy el género sigue vivo. Esta combinación tiene magia”, dice Romy Molina.
La agrupación coincide en que la cumbia es un lenguaje común en el que la cadencia y la sabrosura son clave.
En tiempos en los que las fusiones protagonizan la industria musical, Carmelo y su grupo siguen cultivando la cumbia ejecutada de manera tradicional con cinco instrumentos, y en la que las letras hablan del campo y el campesino, el canto de los pájaros, el amor y la sinceridad.
Carmelo se inspira en las costumbres de los pueblos, los bailes y en San Jacinto, una comunidad “netamente folclorista”.
Romy explica: “No estamos en desacuerdo en que los jóvenes la traten de fusionar, eso es válido. Lo que esperamos es que se mantenga la esencia tradicional. Para nosotros es satisfactorio que así lleguen a un grupo objetivo diferente del nuestro, siempre que mantengan la esencia de la cumbia”. Ésta reside “en la utilización de los sonidos tradicionales, en la percusión, en la forma de cantarla y en las letras, que son autóctonas”, agrega Orlando.
Mantener las raíces del género que representan es una batalla contra la industria, según afirma José Movilla, pues “la música se está volviendo desechable; ahora se hacen canciones por encargo”.
La herencia musical de Landero se mantiene viva en Carmelo y su grupo sabanero no solo por la presencia de su hijo mayor y por sus enseñanzas a Torres, sino también porque de él aprendieron a vivir como una familia: “Al maestro lo recuerdo como un amigo. Me dejó el legado de la cumbia y estoy muy agradecido con lo que me aconsejó. Ahora el acordeón es todo para mí porque gracias a él tengo mi hogar, he levantado a mis hijos y los he educado”, cuenta Carmelo con una sonrisa.
Orlando Landero, quien reconoce también al mexicano Celso Piña como un legado de su padre, confiesa que hay veces en las que se sorprende de la interpretación de Torres: “A veces lo miro y digo: ‘Caramba, Carmelo parece más su hijo que yo’, porque es sorprendente su interpretación. El único acordeonista que toca la cumbia como mi papá es él”.
Así como Andrés Landero es una inspiración para Carmelo Torres, al mismo tiempo éste lo es para sus compañeros, pues Rodrigo Salgado asegura que “el maestro es el juglar vivo que nos queda en la interpretación de la música de la sabana, porque no solamente ejecuta de manera excelente la cumbia, sino los demás ritmos que se manejan en esa región”.
Carmelo Torres se presenta hoy en la edición 45 del Festival Internacional Cervantino, en la Ex Hacienda de San Gabriel Barrera, a las 12:00, en donde interpretarán “Bailemos cumbia”, primer sencillo de su última producción, Me recordarán, que está dedicado a México.