Milenio Tamaulipas

Cuando la vida te recuerda que todo pasa por algo y hay que saber esperar…

- ENTRE TANGOS Y VINO TINTO MAGDA BÁRCENAS magda_barcenas_castro@hotmail.com

Frente a mi cama hay una bolsa con una leyenda: “Un día sin leer es un día perdido”, en esa misma mi mentor el escritor Alberto Laiseca siempre cargaba de un lado para otro un montoncito de libros. Los que leía en la semana. Esos que siempre nos pedía. Los que le recomendab­an. Nunca dejó de leer. Lo hizo hasta el final.

Esa bolsa la heredé…me la dio Julieta su hija como recuerdo de ese hombre que nos enseñó a amar las letras, la lectura y la narración. Cada mañana me levanto y leo esa frase y termino leyendo un capítulo de “Los Sorias” o de algún otro libro que haya comprado durante la semana por mi casa, en la“Librería La Lechuza de Parque Patricios”. Recuerdo a mi padre, él siempre me decía “Lee, no importa qué… pero nunca dejes de hacerlo” La lectura es lo que me ha hecho cada día más fuerte, la que me ha ayudado a sobrevivir en otro país, la que me acompaña cada madrugada hasta que me vence el sueño. En mi casa también hay un altar mexicano hecho de libros, con calaverita­s y la virgencita de Guadalupe, que simboliza toda mi fe. Un día me fui de México y lo único que me llevé fueron enseñanzas…letras. Hace algunos días el periodista argentino Gustavo Barco -de ADN- me preguntaba acerca de mi vida en Buenos Aires, mi experienci­a como periodista y escritora lejos de mi tierra para un especial de la comunidad mexicana en el extranjero que se transmitir­á en Telenoche.

Tengo que reconocer que sus preguntas me hicieron regresar por un instante a mi México, pero sobre todo a mi querido Tampico que nunca olvido. Uno se va pero nunca deja de pensar en el terruño. Cuando terminé la entrevista me quebré y lloré como hacía mucho tiempo no lo hacía… sin parar. Me quedé sentada frente a la casa rosada y empecé a recopilar de a poquito mi vida.

Los recuerdos bonitos me invadieron, la presencia de mi padre que ahora ya no está, mi mentor, mi familia, los amigos de los que aún sigo recibiendo llamadas y mensajes de texto. No ha sido fácil pero ha valido la pena y ayer me di cuenta de eso, justo cuando tomaba un chocolate caliente en mi lugar en el mundo: El Gran Café Tortoni.

La comunidad mexicana en el extranjero es grande y cada día se van sumando paisanos que tienen ganas de luchar por sus sueños. Es verdad “Un día sin leer es un día perdido” pues yo no habría llegado a ningún lado si hubiera dejado de leer. No sé si lo que he hecho es importante, lo único que sé es que me siento muy feliz y que aún me queda mucho por aprender y siempre hay que saber esperar.M

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