El jueves, último plazo: Rajoy a Puigdemont
Madrid rechaza respuesta de Cataluña; abre la puerta a la aplicación del 115
El gobierno de España no consideró válida la respuesta por carta que el presidente catalán, Carles Puigdemont, dio a su requerimiento de si declaró o no la independencia de Cataluña el pasado martes. Además, la vicepresidenta del país, Soraya Saénz de Santamaría, puso en duda la “oferta de diálogo” de Puigdemont y anunció que empezó la cuenta regresiva para el segundo y último requerimiento del próximo jueves.
Ayer, al vencerse el primer ultimátum y contra la solicitud expresa que le hizo el gobierno central, Puigdemont no dio una respuesta clara, abriendo la puerta a la aplicación del artículo 155 de la Constitución española, que permite la intervención total o parcial de las autonomías, en este caso de Cataluña, cuyo gobierno tiene hasta el jueves a las diez de la mañana, cuando se cumple el segundo plazo, para definir su situación.
Puigdemont, que repitió en su misiva a Rajoy los argumentos soberanistas en defensa del referendo ilegal del 1 de octubre y contra la “violenta actuación policial” para evitarlo, pidió ayer un plazo de dos meses para “establecer una negociación”.
Mientras, una jueza de la Audiencia Nacional, tribunal especializado en los casos más complejos, decretó prisión preventiva para los líderes de dos destacadas asociaciones independentistas catalanas, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, por el delito de sedición ligado a los hechos ocurridos el 20 de septiembre en Barcelona.
El auto los señala como los “principales promotores y directores” de una multitudinaria concentración ante un edificio del gobierno catalán, en el que la policía española efectuaba registros para impedir el referendo de autodeterminación el 1 de octubre. Los manifestantes dañaron vehículos policiales y dificultaron por horas la salida de los agentes.
Esa noche, Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), y Cuixart, de la importante agrupación civil Òmnium Cultural, se subieron a un vehículo de la Guardia Civil española y llamaron a “la movilización permanente”. “¡Que nadie se vaya a casa, será una noche larga e intensa!”, clamó Sánchez, según los cargos.
Mientras ambos eran enviados a prisión provisional tras declarar ante la Audiencia Nacional, otros dos encausados, el jefe de la policía catalana, Josep Trapero, y una subalterna, quedaron en libertad provisional.
El encarcelamiento causó una cacerolada de protesta que resonó en varios barrios de Barcelona y otros lugares de Cataluña. En la plaza Sant Jaume de la capital catalana se concentraron unas 200 personas que gritaban “Independencia”.
El documento que Puigdemont envió a Rajoy, dos horas antes de vencer el plazo, afirma que “nuestra propuesta de diálogo es sincera y honesta. (...) Durante los próximos dos meses, nuestro principal objetivo es emplazarle a dialogar”. La única alusión a la declaración unilateral de independencia fue para señalar que “la suspensión del mando político surgido de las urnas del 1 de octubre demuestra nuestra firme voluntad de encontrar la solución y no el enfrentamiento”.