Milenio Tamaulipas

En kínder llevan 2 meses sin maestro

Padres de familia piden que sea asignado un docente; temen que se pierda el ciclo escolar

- Aristeo Abundis/Pánuco

Padres de familia de la comunidad Úrsulo Galván, pertenecie­nte al municipio, señalan que llevan dos meses solicitand­o que llegue personal docente de nivel preescolar al jardín de niños ubicado en esta zona, ya que sus hijos tienen dos meses sin recibir su instrucció­n preescolar en la institució­n denominada Juan Enrique Pestalozzi, por lo que temen que se pierda el ciclo educativo.

Los quejosos argumentan que los menores que se encuentran sin acudirá su educación previa a la primaria ya que hace dos meses la maestra que daba clases de nombre Alma Montalvo, dejo de asistir, porque le dieron su cambio de plaza sin que se asignara otra mentora o educadora para esta escuela.

Destacan que tras las peticiones formales y al no ver respuesta de que un maestro llegará asustituir a la maestra, fueron a la supervisió­n para notificar el problema para que les dieran una resolución, aten- diendo en el lugar la supervisor­a Silvia Salazar Regino, dónde les argumento que no podían enviar maestra, ya que no había recursos y que no sabía que tanto tiempo durarían con este problema.

En este contexto, señalaron los padres, que hacen un llamado a las autoridade­s educativas­de preescolar para que atiendan el problema, ya que sus hijos llevan dos meses sin acudir al ciclo educativo y temen que pierdan el año escolar.

A manera de vandalismo, una unidad deportiva del municipio de Pánuco, fue objeto de lapidación y robo por parte de amantes de lo ajeno, quienes despojaron a este inmueble público de equipamien­to de aseo en servicios sanitarios, además de que provocaron daños diversos de acuerdo a la queja de deportista­s locales que solicitaro­n que se generen esquemas de vigilancia permanente para impedir que se den otras acciones de este tipo. ¿Eres virgen?”. Simplicio, joven varón sin ciencia de la vida, le hizo esa pregunta a Pirulina, muchacha sabidora, al empezar la noche de sus bodas. Con otra interrogac­ión respondió ella: “¡Ay, Simpli! ¿En momentos como éste vas a ponerte a hablar de religión?”. La señora le dijo a su marido: “Nuestro hijo cumplió ya 16 años. Es necesario que platiques con él acerca de la cuestión sexual”. El marido obedeció a su esposa -todos lo hacemos- y se encerró en su estudio con el crío. Tardó más de una hora en salir. Cuando por fin hizo su aparición le preguntó la señora: “¿Hablaste con él de sexo?”. “Sí -replicó él-. Aprendí mucho”. En la merienda de los jueves comentó doña Jodoncia: “Antes de venir aquí le serví a mi marido una comida de siete platillos”. “¿De veras?” -se admiraron las señoras. “Sí -confirmó ella-. Le dejé sobre la mesa una pizza y un six de cerveza”. El padre Arsilio estaba confesando a uno de sus feligreses. Le preguntó: “¿Vas con mujeres malas, hijo?”. “Sí, padre” -contestó el sujeto. Sentenció el buen sacerdote: “De penitencia rezarás cinco rosarios de 20 misterios”. “Pero, señor cura -se azaró el tipo-. ¿No le parece demasiada penitencia por un solo pecado?”. “No te impongo la penitencia por pecador -replicó el párroco-. Te la impongo por tarugo. Vas con mujeres malas, habiendo tantas que están tan buenas”. Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, viajó a oriente en compañía de don Sinople, su marido. A su regreso invitaron a sus amistades a una cena para mostrarles las 2 mil fotografía­s que habían tomado en el periplo. A uno de los invitados le llamó la atención no ver entre las fotos ninguna que mostrara una pagoda. Le preguntó a don Sinople: “¿No vieron pagodas?”. Respondió él bajando la voz: “Le pregunté por ellas a un botones del hotel, pero estaban demasiado caras”. Dos jóvenes gays vivían en un departamen­to. Uno de ellos le preguntó al otro: “¿Supiste que se divorciaro­n Juan y Luisa, los vecinos de al lado?”. “No me sorprende -declaró el otro-. Esos matrimonio­s mixtos rara vez acaban bien”. Éste era un rey que tenía una hija. Tres pretendien­tes aspiraban a desposar a la princesa: Ikedo el samurái, D’Artagnan el mosquetero y Pancho el mexicano. Decretó el soberano: “El más diestro con la espada obtendrá la mano de Guangolina”. Así diciendo señaló a un mosquito que revolaba por la habitación. El samurái sacó su sable y de un tajo partió en dos al insecto en pleno vuelo. Otro mosquito volaba en torno de los espadachin­es. D’Artagnan sacó su espada y lo partió también en dos, pero cuando los pedazos caían volvió a partir en dos cada pedazo. El rey señaló a un tercer mosquito. Fue hacia él Pancho el mexicano y le tiró un golpe con su machete ranchero. El insecto siguió volando. Pancho metió el machete en su funda y declaró orgulloso: “Ese mosco ya nunca podrá engendrar mosquitos”. La mamá de Dulciflor, muchacha en flor de edad, le comentó a su esposo: “¡Cómo ha cambiado nuestra hija! Cuando era niña la llevabas a la cama y le contabas un cuento. Ahora sus novios le cuentan un cuento y la llevan a la cama”. Se celebró entre los monos de la selva el Campeonato Mundial de Subir y Bajar Palmeras. Se trataba de escalar el tronco de una palma y descender de ella en el menor tiempo posible. Uno de los participan­tes se llevó fácilmente la medalla de oro; ninguno de los otros se le acercó ni de lejos en velocidad. Los reporteros le preguntaro­n al ganador. “¿Cómo haces para subir y bajar tan rápidament­e?”. Explicó el mico: “Me casé con una jirafa, y cuando estoy gozando el acto del amor de repente me pide que le dé un besito”. FIN. fámula n adelante todo fue exactament­e igual que en Cuitlatzin­tli”. FIN. El Señor hizo a la cebra.

Pasado un tiempo la cebra le preguntó: -Señor: ¿nos hiciste negras con rayas blancas, o blancas con rayas negras?

El Señor perdió la mirada en la inmensidad del universo y contestó:

-Los designios de Dios son inescrutab­les. Pasó más tiempo, y otra cebra acudió ante el Creador. Le preguntó:

-Señor: ¿nos hiciste blancas con rayas negras, o negras con rayas blancas?

Volvió a perder la mirada el señor en la infinitud del Universo y respondió:

-Los designios de Dios son inescrutab­les. Pasó mucho, mucho tiempo, y el Señor le preguntó al Espíritu:

-Oye: ¿las cebras son negras con rayas blancas o blancas con rayas negras?

¡Hasta mañana!..

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