Milenio Tamaulipas

Asignan un encargado interino en PC Regional

- Anahy Meza/Altamira

Por segundo día el personal de Protección Civil Regional está trabajando bajo protesta, pues piden la salida del titular de la dependenci­a Saúl Rivera Caballero, mismo al que también este martes se le impidió el paso a las instalacio­nes, por lo que de forma interina Luis Turrubiate­s se quedará al frente, mientras se define su situación.

El martes a mediodía llegó el jurídico de la Secretaría de Administra­ción, Julián Zorrilla, acompañado con representa­ntes del Gobierno Estatal para entrevista­r al personal de la delegación, que se queja de abusos y malos tratos del director, así como del subdirecto­r de la Unidad Regional de Protección Civil.

En la reunión estuvo presente, Pedro Granados, director estatal de Protección Civil, quien al fi- nalizar el diálogo confirmó que mientras se resuelve la situación de Saúl Rivera Caballero no deberá presentars­e al edificio a laborar, pues el personal sigue en su postura de no dejarlo entrar, sin embargo explico que esto no significa que esté destituido de su cargo.

Indicó que por acuerdo, se asignó a Luis Turrubiate­s,quien se quedará como encargado de la dependenci­a, hasta que se resuelva el problema, que no tiene un plazo pues se tiene que revisar.

Cabe señalar que el personal aseguró que después de un año pudieron salieron a dar atención a una volcadura en el Corredor Urbano, pues Pedro Granados les dejó gasolina.m

Acasi un año de haberlo perdido todo tras la inundación del pasado 3 de noviembre, la señora Norma Meave aseguró que el único apoyo que recibió fue de poco menos de 900 pesos del Fonden, y desistió de cobrar la póliza de seguro del Infonavit, pues se piden muchos requisitos y hay que invertirle mucho tiempo; para recuperar sus muebles tuvo que endeudarse.

Ella vive en la calle Chochiles del fraccionam­iento Santa Elena, en Altamira; ahí el agua en cuestión de minutos subió un metro al interior de su casa. Ese 3 de noviembre parecía que el cielo se caía en la zona sur, 200 milímetros de agua en unas cuantas horas, lo que llueve en todo un año.

El sector más afectado fue Santa Elena, fraccionam­iento de dos etapas, asentado en una de las zonas más bajas que de la ciudad y rodeado de drenes naturales, que concentran el agua que baja de Tampico y Madero, sólo que estos canales no pudieron desfogar, debido a que hace años que no eran limpiados y concentrab­an una cantidad grande de basura. Además de Santa Elena, otras colonias aledañas del sector Miramar resultaron afectadas, así como los fraccionam­ientos Villas de Altamira, Villas de las Flores y Los Olivos, además de colonias como Los Presidente­s , Martín A. Martínez y Lázaro Cárdenas, con un total de 5 mil afectados.

A un año de la inundación la señora Norma Meave recuerda cómo vio el agua ingresar a su casa, subir rápidament­e y afectar todos sus muebles, no tuvieron tiempo de nada, pero tampoco había manera su casa es un piso.

“Vimos cómo subió el agua en minutos, no tuvimos tiempo de nada, uno solo en su casa, y como quiera mi casa es de un piso, todo se me dañó, la estufa, el refrigerad­or, mi sala, el comedor, las recámaras, en minutos perdí casi todo lo que me llevó años comprar”.

Las quejas en ese momento era que los apoyos llegaban lento, una vez que bajó el agua, dos días después en algunas partes, pues la tuvieron que sacar con bombas, se repartió a los afectados una sola colchoneta por familia, y una cobija.

Los vecinos no esperaron más tiempo y con sus propios recursos comenzaron a limpiar sus viviendas, los elementos de la Sedena y personal de Servicios Públicos ayudaron a sacar 49 toneladas de muebles inservible­s de mil viviendas afectadas, tan solo en esa zona.

A los pocos días llegaron los kits de limpieza que mandó el gobierno federal: una cubeta, un trapeador y jabón, y hasta diciembre llegaron las despensas para las familias afectadas en la zonas sur, pero hasta febrero del 2017 se hizo el pago del programa emergente de Empleo Temporal a las familias que trabajaron limpiando sus casas, dieron un total de 900 pesos. “Eso fue lo único que recibí de apoyo, no hubo reposición de enseres domésticos como decían, si viera lo que tuvimos que pasar para que nos dieran ese dinero”, recuerda la señora Norma.

Un año después su casa está amueblada de nuevo, “estoy estrenando estufa, refrigerad­or y otras cosas, la sala la mande a tapizar, pero nadie me ayudó con nada, nos tuvimos que endeudar para comprar todo, y así todos mis vecinos”.

Su pago al crédito Infonavit estaba al corriente, por eso tenía derecho a cobrar una póliza, pero al darse cuenta que era mucho papeleo y tenía que invertirle tiempo, prefirió no cobrar, “me pedían un documento del municipio para verificar el punto donde estaba ubicada mi casa, usted cree, si cuando uno se retrasa con el pago, aquí llegan los notificado­res, cómo no van a saber dónde vivo”.

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