Van startups científicas contra brecha de género
El curso Enterprise WISE alienta a mujeres que desarrollan tecnología, ingeniería y matemáticas a iniciar una compañía
Sabine Bahn insiste en que ella es una científica, no una ejecutiva. “No tienes que estar en la primera línea. Nunca fui CEO en ninguna de mis empresas”, dice la cofundadora de una compañía que desarrolló los primeros análisis de sangre para ayudar al diagnóstico temprano de la esquizofrenia y el trastorno bipolar. “Haz las cosas en las que eres bueno”, dice.
La profesora Bahn, quien es directora del Cambridge Centre for Neuropsychiatric Research, se encuentra frente a una audiencia de 30 colegas de todo el mundo. En el salón están personas que trabajan en mecánica de fluidos, bioingeniería y neurología. Conforman un grupo diverso, pero comparten tres cosas: todas son científicas, todas son mujeres y todas quieren empezar un negocio.
El curso al que asisten, Enterprise WISE, lo dirige Cambridge Judge Business School y está en su quinto año. El punto es alentar a más científicas que trabajan en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, como se conoce por la sigla en inglés) a comenzar empresas, dice Shima Barakat, quien diseñó el programa.
Barakat dice que alrededor de 30 por ciento de los graduados de Cambridge en campos STEM son mujeres. “Pero de los graduados en estos campos que inician un negocio, solamente entre 7 y 9 por ciento son mujeres”, dice.
La diferencia entre los propietarios de negocios masculinos y femeninos en Reino Unido se redujo en los últimos años, pero los hombres todavía tienen el doble de probabilidad que las mujeres de ser empresarios.
La proporción actual de mujeres autoempleadas en el campo de STEM es solamente de 14 por ciento, de acuerdo con los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de Reino Unido. Lo que está en juego no solamente es que no se realicen las ambiciones de las posibles empresarias.
Innovate UK, una agencia gubernamental, estima que la falta de mujeres en el emprendimiento de ciencias y en la ciencia provoca pérdidas anuales de 2 mil millones de libras a la economía británica.
Judge no es la única en reconocer el problema, otras importantes escuelas de negocios manejan programas similares a Enterprise WISE.
En EU, el Babson College de Massachusetts tiene un centro de liderazgo femenino y ofrece una beca para mujeres en el campo de la tecnología. La Stanford Graduate School of Business también ayuda a los científicos a comercializar sus innovaciones.
Pero la capacitación empresarial dirigida específicamente a mujeres que trabajan en el campo de STEM todavía es poco común.
Esto puede ser una oportunidad perdida, ya que las científicas tienen más dificultades para tener acceso a las promociones dentro de los lugares de trabajo y a las oportunidades de financiamiento como empresarios en comparación con sus contrapartes masculinos, dice Ann Francke, directora ejecutiva del Chartered Management Institute de Reino Unido. Barakat dice que este tipo de retos hace que se den por vencidas muchas de las relativamente pocas mujeres que buscan la investigación o el emprendimiento en el campo STEM.
En Reino Unido la proporción de mujeres graduadas en áreas STEM es de 25 por ciento, pero las mujeres representan 21 por ciento de la correspondiente fuerza laboral. “Algunas mujeres tienen el hambre y la confianza para entrar a espacios con dominio masculino, incluso cuando no las hacen sentir bienvenidas. Pero muchas comprensiblemente se van a preguntar: ‘¿Por qué quiero nadar contracorriente?’”, dice Barakat.
El programa de Judge destaca los logros de las emprendedoras de ciencia y ayuda a las participantes, quienes están acostumbradas a ser una minoría dentro de su campo, a construir una red de contactos con otras científicas. “En estos espacios, las mujeres se dan cuenta de cuántas son”, dice Barakat. “No están solas, incluso si se sienten así en sus laboratorios”.
Chiraz Ennaceur asistió a Enterprise WISE el año pasado, cuando era gerente de programa del Instituto Welding, una organización de investigación y tecnología para personas que trabajan en soldadura y unión. Dos meses después dejó su trabajo y comenzó su primer negocio, una compañía de consultoría especializada en el mismo campo. La primera compañía rápidamente llevó a una segunda y, en abril, a los 41 años de edad, cofundó Corrosion Radar, una empresa que desarrolla tecnología de sensores para reducir la corrosión en los oleoductos, algo que le cuesta a la industria de gas y petróleo 2.5 billones de dólares al año, de acuerdo con la organización para el control de la corrosión, NACE International. Realizamos pruebas de campo en los próximos 12 meses, dice Ennaceur, y agrega que su equipo busca comenzar a vender servicios dentro de 18 meses. La compañía fija la mira a propietarios de gas y petróleo, y ya comenzó a hablar con partes interesadas como Shell, BP y el gobierno escocés
“Al ser una ingeniera mecánica en la industria de gas y petróleo, estuve en un entorno dominado por hombres la mayor parte de mi vida, y a medida que asciendes, hay menos mujeres”, dice Ennaceur.
Ella se formó primero en Túnez, donde nació, y estudió un doctorado en ingeniería mecánica en Francia. Ennaceur dice que nunca fue consciente de la discriminación debido a su género. Pero al pasar un tiempo en un entorno exclusivamente femenino le hizo ver con una luz diferente su experiencia cotidiana. “La experiencia emocional de Enterprise WISE fue sorprendente”, dice. “Estar con otras personas de mi campo y que todas fueran mujeres, hizo que me diera cuenta, sin ser consciente, cuánto me adapte al mundo de los hombres”.
“En estos espacios se dan cuenta de que no están solas”, dice la diseñadora del programa Entre 7 y 9 por ciento de las graduadas en ciencia y tecnología de Cambridge emprende