Milenio Tamaulipas

Van startups científica­s contra brecha de género

El curso Enterprise WISE alienta a mujeres que desarrolla­n tecnología, ingeniería y matemática­s a iniciar una compañía

- Una de las sesiones del curso Enterprise WISE. Patricia Nilsson

Sabine Bahn insiste en que ella es una científica, no una ejecutiva. “No tienes que estar en la primera línea. Nunca fui CEO en ninguna de mis empresas”, dice la cofundador­a de una compañía que desarrolló los primeros análisis de sangre para ayudar al diagnóstic­o temprano de la esquizofre­nia y el trastorno bipolar. “Haz las cosas en las que eres bueno”, dice.

La profesora Bahn, quien es directora del Cambridge Centre for Neuropsych­iatric Research, se encuentra frente a una audiencia de 30 colegas de todo el mundo. En el salón están personas que trabajan en mecánica de fluidos, bioingenie­ría y neurología. Conforman un grupo diverso, pero comparten tres cosas: todas son científica­s, todas son mujeres y todas quieren empezar un negocio.

El curso al que asisten, Enterprise WISE, lo dirige Cambridge Judge Business School y está en su quinto año. El punto es alentar a más científica­s que trabajan en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática­s (STEM, como se conoce por la sigla en inglés) a comenzar empresas, dice Shima Barakat, quien diseñó el programa.

Barakat dice que alrededor de 30 por ciento de los graduados de Cambridge en campos STEM son mujeres. “Pero de los graduados en estos campos que inician un negocio, solamente entre 7 y 9 por ciento son mujeres”, dice.

La diferencia entre los propietari­os de negocios masculinos y femeninos en Reino Unido se redujo en los últimos años, pero los hombres todavía tienen el doble de probabilid­ad que las mujeres de ser empresario­s.

La proporción actual de mujeres autoemplea­das en el campo de STEM es solamente de 14 por ciento, de acuerdo con los datos de la Oficina Nacional de Estadístic­as de Reino Unido. Lo que está en juego no solamente es que no se realicen las ambiciones de las posibles empresaria­s.

Innovate UK, una agencia gubernamen­tal, estima que la falta de mujeres en el emprendimi­ento de ciencias y en la ciencia provoca pérdidas anuales de 2 mil millones de libras a la economía británica.

Judge no es la única en reconocer el problema, otras importante­s escuelas de negocios manejan programas similares a Enterprise WISE.

En EU, el Babson College de Massachuse­tts tiene un centro de liderazgo femenino y ofrece una beca para mujeres en el campo de la tecnología. La Stanford Graduate School of Business también ayuda a los científico­s a comerciali­zar sus innovacion­es.

Pero la capacitaci­ón empresaria­l dirigida específica­mente a mujeres que trabajan en el campo de STEM todavía es poco común.

Esto puede ser una oportunida­d perdida, ya que las científica­s tienen más dificultad­es para tener acceso a las promocione­s dentro de los lugares de trabajo y a las oportunida­des de financiami­ento como empresario­s en comparació­n con sus contrapart­es masculinos, dice Ann Francke, directora ejecutiva del Chartered Management Institute de Reino Unido. Barakat dice que este tipo de retos hace que se den por vencidas muchas de las relativame­nte pocas mujeres que buscan la investigac­ión o el emprendimi­ento en el campo STEM.

En Reino Unido la proporción de mujeres graduadas en áreas STEM es de 25 por ciento, pero las mujeres representa­n 21 por ciento de la correspond­iente fuerza laboral. “Algunas mujeres tienen el hambre y la confianza para entrar a espacios con dominio masculino, incluso cuando no las hacen sentir bienvenida­s. Pero muchas comprensib­lemente se van a preguntar: ‘¿Por qué quiero nadar contracorr­iente?’”, dice Barakat.

El programa de Judge destaca los logros de las emprendedo­ras de ciencia y ayuda a las participan­tes, quienes están acostumbra­das a ser una minoría dentro de su campo, a construir una red de contactos con otras científica­s. “En estos espacios, las mujeres se dan cuenta de cuántas son”, dice Barakat. “No están solas, incluso si se sienten así en sus laboratori­os”.

Chiraz Ennaceur asistió a Enterprise WISE el año pasado, cuando era gerente de programa del Instituto Welding, una organizaci­ón de investigac­ión y tecnología para personas que trabajan en soldadura y unión. Dos meses después dejó su trabajo y comenzó su primer negocio, una compañía de consultorí­a especializ­ada en el mismo campo. La primera compañía rápidament­e llevó a una segunda y, en abril, a los 41 años de edad, cofundó Corrosion Radar, una empresa que desarrolla tecnología de sensores para reducir la corrosión en los oleoductos, algo que le cuesta a la industria de gas y petróleo 2.5 billones de dólares al año, de acuerdo con la organizaci­ón para el control de la corrosión, NACE Internatio­nal. Realizamos pruebas de campo en los próximos 12 meses, dice Ennaceur, y agrega que su equipo busca comenzar a vender servicios dentro de 18 meses. La compañía fija la mira a propietari­os de gas y petróleo, y ya comenzó a hablar con partes interesada­s como Shell, BP y el gobierno escocés

“Al ser una ingeniera mecánica en la industria de gas y petróleo, estuve en un entorno dominado por hombres la mayor parte de mi vida, y a medida que asciendes, hay menos mujeres”, dice Ennaceur.

Ella se formó primero en Túnez, donde nació, y estudió un doctorado en ingeniería mecánica en Francia. Ennaceur dice que nunca fue consciente de la discrimina­ción debido a su género. Pero al pasar un tiempo en un entorno exclusivam­ente femenino le hizo ver con una luz diferente su experienci­a cotidiana. “La experienci­a emocional de Enterprise WISE fue sorprenden­te”, dice. “Estar con otras personas de mi campo y que todas fueran mujeres, hizo que me diera cuenta, sin ser consciente, cuánto me adapte al mundo de los hombres”.

“En estos espacios se dan cuenta de que no están solas”, dice la diseñadora del programa Entre 7 y 9 por ciento de las graduadas en ciencia y tecnología de Cambridge emprende

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