Arte, una oportunidad contra la dominación
La directora artística y bailarina venezolana habla sobre como los creadores pueden inventar nuevas formas de relaciones humanas y de sensibilización
Libertad, es un punto que en el mundo del arte y la cultura no solo se busca, sino que se encuentra de cierta manera a través de la expresión material, ideológica o filosófica de las expresiones.
Es ahí donde el contexto de dominación pierda fuerza, aunque esta batalla está más ligada a la cultura suburbana, de los oprimidos.
“La dominación es una forma de vida que hemos adoptado los seres humanos, de cientos de años, la estructura donde existe unos poderosos, que acumulan y se mantiene con la riqueza, y toda una estructura de personas dominadas que trabajan sin poder salir del estado de dominación” señala Nirlyn Seijas directora artística de danza venezolana, radicada en Brasil desde hace cinco años.
“Estos está en cualquier parte muy fuerte, en la familia con el padre sobre los hijos, o el jefe sobre los empleados, los políticos sobre los votantes, los ricos sobre las clases bajas y hasta el gobierno”, indicó en su reciente visita a Tampico, donde aterriza que la visión del artista, es una oportunidad de brindar otra expectativa a la sociedad, como fue el Festival de Fin del Mundo en esta ciudad, que reunió a creadores escénicos de diversas partes del país.
“Una de las cosas que me interesa, es cómo nosotros como artistas somos capaces de inventar otro tipo de relaciones humanas fuera de la dominación, porque es terrible que no tenemos repertorio para salir de la dominación”. Su participación en esta edición incluyó “ejercicios del poder”, que ayudan a mostrar la fortaleza humana, física y mental, para buscar el equilibrio de los individuos, y que, aunque estuvieron enfocados en la mujer, se realizan entre hombre y mujer, o mujeres y niños, etcétera.
Es precisamente este estado de la falta de equilibro como individuos, que ha generado esas constantes fuerzas de dominación, y retoma la obra de la africana Grada Kilomba, “ella refiere que lo mas heavy es que uno solo sabe ser víctima o victimario, y pasas de una a la otra con una facilidad absurda, pero no sabes salir de esa inercia... o negocias en el grito, o en el llanto.
Indicó que fue el TFM una de esas instancias donde se está intentando la práctica de las relaciones que no buscan la búsqueda del poder, o de la superioridad, sino de compartir y buscar la unidad, “no importa si soy rica, si soy blanca, o porque tengo más educación académica o conozco más la ciudad, sino como se hace para establecer relaciones, para establecer las pluralidades de inteligencia, de experiencia, y que sobre todo, que uno no sea feliz por dominar a los otros... ¡no deberíamos tener placer por joder al otro” expresó la artista sudamericana.
En este punto, consideró que los artistas al igual que otros oficios de la vida, son inventores sociales, de buscar alternativas ante la vida, la libertad del espíritu y el pensamiento, y en su caso, entender cómo funciona la dominación, y que la sociedad quede sin que se pueda hacer nada.
“... mucha gente no entiende el valor que tienen los artistas... refieren ‘ah, mira esos locos’ y es esa capacidad de ser locos lo que nos lleva a entrenarnos en otras formas fuera de la dominación y que esta sea vista como normal”. “Esa normalidad está relacionada sobre la parálisis, con la sensación que eres impotente, que nada será suficientemente fuerte para mover la estructura”.
Uno de los ejercicios grupales que asegura, más utiliza, es el diálogo único, en el cual una plática se puede tornar por horas, y el fin es que al último, haya un consenso, “es discutir hasta el cansancio, argumentar, nadie puede salir del lugar, nadie puede gritar, son ejercicios de estado de espíritu colaborativo. Lo uso constantemente y da resultados, porque es un entrenamiento, porque si solo entrenas el grito o el llanto, no sabes hacer más nada que hacer”..