Inscribe la Unesco el archivo de Manuel Álvarez Bravo
Negativos, publicaciones y documentos del fotógrafo formarán parte del acervo internacional Memoria del Mundo, de la organización
El Comité Consultivo Internacional (CCI) del programa Memoria del Mundo de la Unesco recomendó en su reunión celebrada en París (del 24 al 27 de octubre) 78 nuevas inscripciones en el Registro Internacional Memoria del Mundo, entre ellas, el archivo de negativos, publicaciones y documentos del fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo (1902–2002).
El archivo del fotógrafo (considerado “el mayor representante de la imagen latinoamericana del siglo XX”) es gestionado por la asociación que lleva el mismo nombre del artista.
La Oficina de Prensa de la Unesco informó asimismo que el comité propuso agregar elementos a tres colecciones ya inscritas y recomendó la inscripción provisional de dos colecciones más hasta que se confirmen detalles menores.
El comité, presidido por el dr. Abdulla Alraisi, director general de los Archivos Nacionales de los Emiratos Árabes Unidos, y formado por 14 expertos, examinó y evaluó colecciones de patrimonio documental propuestas por países de todo el mundo en el ciclo de candidaturas correspondientes al bienio 2016-2017.
De conformidad con sus estatutos, el Comité Consultivo Internacional examinó las candidaturas recibidas en el nuevo ciclo e informó a la directora general de la Unesco, Irina Bokova, el resultado de sus deliberaciones.
Al aceptar esas recomendaciones Bokova declaró: “Estoy profundamente convencida de que el programa Memoria del Mundo, en su labor de preservación del patrimonio documental y de la memoria en beneficio de las generaciones presentes y futuras, debe guiarse por el espíritu de diálogo, cooperación y mutuo entendimiento, construyendo la paz en las mentes de los hombres y de las mujeres”.
En una decisión recientemente adoptada por el Consejo Ejecutivo (202 EX/15), los Estados miembros de la Unesco reafirmaron el objetivo del Programa Memoria del Mundo, expresado por la Conferencia general de la Unesco en 2015 en la Recomendación relativa a la preservación del patrimonio documental, comprendido el patrimonio digital, y el acceso al mismo, en el cual se destaca “la importancia del patrimonio documental para promover el intercambio de conocimientos en favor de un mayor entendimiento y del diálogo, a fin de promover la paz y el respeto de la libertad, la democracia, los derechos humanos y la dignidad” y considera que “la preservación del patrimonio documental y su accesibilidad a largo plazo cimientan las libertades fundamentales de opinión, de expresión y de información como derechos humanos”.
El Consejo Ejecutivo pidió también a la directora general que en colaboración con los Estados miembros, y partiendo de la labor realizada por los grupos de trabajo del CCI, empiece a preparar una revisión completa del programa Memoria del Mundo en el contexto general de la citada Recomendación de 2015 y presente al Consejo Ejecutivo, en su 204ª reunión (primavera de 2018), un plan de acción referente a esa revisión.
El registro Memoria del Mundo incluye en adelante un total de 427 documentos y colecciones de los cinco continentes, conservados en soportes que van de la piedra al celuloide y del pergamino a la grabación sonora.
La Casa Vicens, el primer edificio residencial proyectado por Antoni Gaudí, abrirá el próximo 16 de noviembre sus puertas al público en el centro de Barcelona, 132 años después de su construcción, convertida en museo. De esta forma se incorpora al recorrido de visitas de edificios gaudinianos, todos patrimonio de la Humanidad por la Unesco, según explicó el director de la Casa Vicens, Joan Abellà, en la presentación de la restauración de este inmueble y del proyecto museístico.
El interés del edificio, resaltó, nace de la aportación de esta construcción al conjunto de la obra de Gaudí, no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino también desde el punto de vista ornamental.
La Casa Vicens se puede considerar “la obra manifiesto” de Gaudí, “abandera una libertad estilística inusitada en su época de construcción, evidencia la evolución creativa posterior del arquitecto y anticipa otros movimientos coetáneos de la vanguardia europea de finales del siglo XX”, resumió Abellà.
La Casa Vicens se construyó entre 1883 y 1885 como casa unifamiliar de veraneo para Manel Vicens, agente de cambio y bolsa, estructurada en cuatro niveles y con tres fachadas.
Fallecido el matrimonio Vicens, la familia Jover adquirió la finca en 1899 para convertirla en su residencia habitual, y en 1925 encargó una ampliación a Joan Baptista Serra de Martínez, arquitecto amigo de Gaudí, y pasó de ser una casa unifamiliar a una plurifamiliar que acogía tres viviendas, una por planta.
La totalidad del proyecto de rehabilitación, restauración y museografía del edificio gaudiniano ha supuesto un desembolso de 4.5 millones de euros (5.2 millones de dólares).