La cuesta arriba de los independientes
Al paso que van sus números, no habrá candidatos presidenciales independientes en las elecciones de 2018. Necesita conseguir cada uno 866 mil 593 ciudadanos en 17 entidades federativas para alcanzar su registro. Esto quiere decir que deben recoger unas 7 mil firmas diarias, 35 mil por semana.
Los conocedores calculan que, para asegurar la candidatura, hace falta en realidad un millón de firmas, pues los defectos de la recolección pueden inducir una merma de 20 por ciento.
Ayer llevaban entre todos poco más de 84 mil adhesiones levantadas. La más adelantada en sus números es Margarita Zavala, que lleva unas 35 mil firmas. Al paso que lleva, para cuando se llegue el plazo señalado, habrá levantado unas 300 mil, menos de la mitad si no es que solo una tercera parte de lo que necesita.
El INE ha desarrollado una aplicación digital que permite a los candidatos recoger las firmas con un teléfono celular. Deben fotografiarse las dos caras de la credencial de elector y recoger la firma hecha con el dedo.
La aplicación ha recibido críticas porque no fotografía con facilidad la credencial y las firmas a dedo resultan garabatos de difícil confirmación con la firma original.
Todo eso hace que el levantamiento de cada adhesión pueda tomar hasta media hora. Yo firmé para la candidatura independiente de un competidor en la delegación Miguel Hidalgo y efectivamente tardaron cuatro intentos y tres firmas, casi 20 minutos, para certificarme.
Y, sin embargo, esta aplicación es hoy por hoy el instrumento más efectivo para los candidatos independientes. Podría decirse, de hecho, que sin ella la tarea de hacerse candidato independiente sería imposible.
Al parecer será imposible de cualquier forma. Si los candidatos no consiguen el apoyo de una previa estructura de recolección de votos (partidaria, sindical o empresarial) o el dinero suficiente para montarla (según un cálculo, al menos 30 millones de pesos), tendremos una elección sin candidatos independientes a la Presidencia.
Una elección de pocos candidatos presidenciales (Morena, Frente, PRI) puede aclarar el escenario pero dejará en el ácido a millones de votantes que no quieren votar por ningún partido.