Milenio Tamaulipas

Silvia Castro perdió todo

Hace un año el 3 de noviembre del 2016 con la inundación, dijo que la ayuda prometida nunca llegó

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Silvia Castro, habitante del Fraccionam­iento Santa Elena, recuerda perfectame­nte el 3 de noviembre del 2016, pues jamás imaginó que el agua llegaría hasta su casa y afectara en esa magnitud su patrimonio. En su caso perdió todo, aunque por necesidad tuvo que reciclar algunos muebles, debido a que no alcanzó para renovarlos.

Ella vive sobre la calle Chochines, y explica que al inicio cuando vio que el agua comenzó a subir, quisieron actuar, sin embargo, todo fue muy rápido y en un abrir y cerrar de ojos el agua ya había alcanzado los 30 centímetro­s y más tarde el metro, pues no dejó de llover en un promedio de tres horas. “Todo se me mojó, mi sala, los muebles, colchones junto con su base que eran de madera se echaron a perder, mi refrigerad­or, estufa y lavadora, todo se mojó. Al ver toda la desgracia me daban ganas de llorar, porque todo fue construido a base de trabajo, hasta el coche que compramos con tanto sacrificio se inundó”, indica.

Menciona que por la tarde todos sus vecinos, al ver que la lluvia había parado comenzaron a sacar sus cosas para lavar, pues en los pisos había plastas de lodo y excremento, “se trataba de agua sucia, un verdadero foco de infección”.

Ella supone que la inundación se debió a que jamás se le dio mantenimie­nto al canal que se encuentra a un costado del lugar, y si se le daba, solo era por encimita y cuando sabían que algún funcionari­o estatal iba a ir visitarlos, es decir una vez cada tres años.

Comenta, que al asistir el gobernador, después de esa inundación, se le informó por todo lo que estaban pasado y éste se comprometi­ó en bajar los apoyos pertinente­s, sin embargo, este viernes se cumplió un año de aquel hecho y solo han recibido 900, de los 6 mil que les dijeron que iban a recibir en vales para cambiarlos por artículos electrónic­os el día que fueron censados.

“Ese dinero no nos alcanzó, ni para cubrir el costo de un solo mueble, porque incluso para recibirlo tuvimos que esperar meses, y el día de la entrega nos citaron a las 9:30 de la mañana en un lugar con mucha gente, sin comer (porque jamás nos imaginamos que el evento sería hasta más tarde) y mojados, porque se vino una lluvia, todo eso para recibir 900 pesos, no se me hizo justo”, señaló.

Incluso recuerda que al mes de haber ocurrido la inundación, ya que habían limpiado, desinfecta­do y gastado lo que no tenían, llegaron los kits de limpieza, pero no fue para todos, pues las líderes eligieron a quienes les iban a dar (limpiador, trapeador, jerga, escoba), “ya para qué”, ella comenta estar entre las que no recibieron ese kit.

Hoy en día ha tenido que reciclar su sala y optar por solo enviarla a lavar y aunque no quedó bien es la que actualment­e usan, pues temen que algo similar vuelva a ocurrir. Indica que afortunada­mente en esta ocasión no fueron afectados, pero ahora solo están con el pendiente cada vez que llueve.m

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