Dos maneras de morir.
Algún día simplemente ya no despertaremos.
Más allá de las ideas y las razones,nuestra fragilidad se hará patente.
Y todo aquello a lo que nos aferramos,se irá de nuestras manos. Tenemos una cita con la verdad absoluta. Con el momento en que las explicaciones no importen. No veremos más los azules cada mañana; al menos no como ahora... y risas y llantos, fobias y filias, serán un recuerdo.
Ahí sabrás lo importante que era provocar sonrisas.
Ahí sabrás el verdadero precio de las lagrimas que causaste.
Un día, el rostro de los que amamos estará fuera del alcance; nuestros dedos dejaran de sentir su piel. La vida será sólo un recuerdo en sus pupilas. Recordarás como brillaban sus ojos y como se encendían los tuyos.
Sus manías y rarezas se habrán ido para siempre. Y nuestra mano dejará de sostener la suya.
Y conforme la luz se vaya apagando, así se hará distante el eco de sus palabras. Y su risa dejaremos de escucharla.
El tiempo para amarlos habrá acabado. Y el sentido de lo que en verdad valía la pena, se volverá aterradoramente claro. Sabrás que amanecer en esta tierra era un prodigio. Y un privilegio. Veremos pasar la película de lo que hicimos con nuestra vida. Si la experimentamos en toda su intensidad...
O si se nos escapó lentamente...
O si la masacramos en resentimientos tontos...
Ese día, en que todo acabe y se extinga,hay una sola cosa que marcará la diferencia entre el éxito y el desperdicio: la expresión de nuestro rostro.
Al final de la película sólo hay dos maneras de morirse: con la mirada llena de vergüenza, de aquel que apostó todo al caballo equivocado. o con la sonrisa tranquila y la mirada apacible de aquel que amó sin reservas.
Ahí descubrirás que el único enemigo del amor era el miedo.
Ahí descubres que las únicas caricias que lamentas son las que no diste. Las palabras que callaste. El amor que te guardaste. Es la parada del tren de la vida donde ya no hay mañana. No aquí por lo menos. No como ahora. No como eres justo hoy. Nada olerá como la tierra. Ni como la lluvia. Ni como las noches de este plano. Ni con estas estrellas que miras. La cosa es, entre poder despedirnos en paz, o sentirnos ese día como el peor de los estúpidos.
Elige hoy.