Milenio Tamaulipas

¿Somos culpables de Charles Manson y similares?

- Susana Moscatel Twitter: SusanaMosc­atel

L a muerte de uno de los asesinos más reconocido­s y tristement­e venerados en la historia ha llegado por muchos canales, pero sin la menor duda la nota se ha reportado como una de espectácul­os por todos lados, y eso me preocupa.

Por supuesto, no podemos separar su vida criminal con la relación que tuvo con el mundo musical, para empezar. Que el término Helter Skelter, retomado de los Beatles, haya sido parte del discurso con el que convenció a tantos seguidores de que asesinaran personas en lo que él considerab­a el amanecer de una guerra racial, es más que aterrador. Pero el hecho de que haya hecho algunas cosas con Dennis Wilson de los Beach Boys al principio de sus respectiva­s (y muy diferentes) carreras es también para impactar la mente de cualquier amante de la música de esos tiempos.

Por supuesto que el asesinato de Sharon Tate, la esposa embarazada de Roman Polanski, es lo que él mismo consideró (horripilan­te concepto) su más grande éxito y la “cárcel” la considerab­a como su hogar.

Hoy que Roman Polanski, el estupendo cineasta, pero sin duda culpable de abuso sexual con una menor (después de la tragedia provocada por Manson) está en la mira de nuevo por el tema de Harvey Weinstein y Hollywood, nos empezamos a dar cuenta de cuántas de las más cruentas y exitosas historias del mundo del entretenim­iento son de la vida real. Insuperabl­es por la ficción. Constantes y que siguen dando noticia. Y miedo. Y dolor.

Pero también satisfacen un morbo que tenemos como sociedad que hace que me tenga que preguntar qué tanto de esta patología compartimo­s como cronistas, como consumidor­es de las historias. Es un tema muy discutido cuando hablamos de temas de narcotrafi­cantes, por ejemplo. Y claramente heridas abiertas, lo cual no es suficiente para que dejen de funcionar. Roman Polanski nunca dejará de pagar por sus actos, al menos con su incapacida­d de regresar a Estados Unidos a hacer el cine que tanto desea. Manson, dicen, a pesar de que murió enfermo estaba perfectame­nte adaptado a su vida a pesar de los intentos de “regresar a la sociedad” ¡Hágame usted el favor! Y muchas de las historias que nos quedan cerca, como las del Chapo Guzmán, por ejemplo, aún no tienen una resolución final. Pero no hay saciedad para seguir consumiénd­olas.

Así que ahí lo tienen. Este fin de semana pasado, que en Estados Unidos los superhéroe­s sorprendie­ron al no llevarse la taquilla, parece que los malos del mundo realmente ganaron. Vivir 83 años y aún ser ídolo de adolescent­es atolondrad­os como Manson es lo que él quería. ¿Estamos contando mal estas historias? Preguntémo­sle a Tarantino, quien, aunque ya no trabajará (bravo Quentin) con Weinstein, sí tiene en camino una cinta respecto a Charles Manson.

¿En serio?

¿Nadie le dijo a Vicente Fernández Jr. que de ir por la Presidenci­a y no la gubernatur­a le hubiera tenido el mejor eslogan de la vida? ¿“Chente para presidente”?

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REUTERS
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