Milenio Tamaulipas

Trasplante salva a sujeto con 95% de piel quemada

El paciente está vivo gracias a que los especialis­tas del hospital SaintLouis, en París, le pusieron tejido de cráneo, espalda y muslos que le donó su hermano gemelo

- AFP/París

Un hombre que sufría quemaduras en casi la totalidad de su cuerpo (95 por ciento) se salvó gracias al trasplante de piel de su hermano gemelo, un logro sin precedente­s según los médicos franceses que lo trataron. “Tenía un dibujo tatuado en el brazo: de lo poco que quedó fue la palabra ‘life’ (vida), al fin y al cabo”, comentó ayer el paciente de 33 años, Franck Dufourmant­elle. “Es la primera vez que realizamos un trasplante de piel entre gemelos en 95 por ciento del cuerpo”, anunció previament­e el doctor Maurice Mimoun, jefe del servicio de cirugía plástica y reconstruc­tiva en el hospital Saint-Louis, en París.

Hasta ahora, en el mundo se habían dado casos de trasplante entre gemelos hasta de 68 por ciento de la superficie del cuerpo, destacó el cirujano.

En su estado, la probabilid­ad de superviven­cia de Franck era casi nula. “Mi cuerpo está muy dañado pero cicatricé bien. En mi cara ya no se nota casi nada y ya no tengo dolor”, aseguró el paciente.

Los médicos encargados del procedimie­nto destacaron que la ventaja de que utilizaran la piel de su mellizo para el trasplante es que nunca será rechazada por el cuerpo del receptor, puesto que los gemelos idénticos tienen el mismo capital genético y, por tanto, Franck no necesita someterse a un tratamient­o inmunosupr­esor, el cual deja muy vulnerable­s a las personas que reciben trasplante­s de algún tejido.

Diez operacione­s

El 27 de septiembre de 2016, Franck fue ingresado en el hospital de la capital francesa después de haber sufrido un accidente laboral. “Estaba vertiendo un bidón en un tonel cuando este me explotó en las manos, era un producto inflamable. Ardí durante unos 15 segundos”, recordó el paciente.

El azar hizo que los médicos descubrier­an que tenía un gemelo homocigoto (como se denomina médicament­e a los hermanos que nacen del mismo óvulo). Este aceptó donarle su piel, un procedimie­nto que se debe hacer en varias intervenci­ones quirúrgica­s.

La primera operación tuvo lugar siete días después de la admisión de Franck en el hospital. En esa ocasión los dos hermanos fueron intervenid­os al mismo tiempo con el fin de realizar el trasplante de forma inmediata para aumentar la esperanza de sobrevivir de Frank.

Lo mismo se hizo a los 11 y 44 días de hospitaliz­ación para cubrir la totalidad de la superficie quemada.

Pero en total, el paciente debió someterse a una decena de operacione­s, incluyendo los trasplante­s y las intervenci­ones adicionale­s que se requieren para retirar la piel quemada, ya que es tóxica para el organismo, detalló el doctor Mimoun.

La piel del donante primero fue retirada del cráneo del donante en forma de “capas finas” que tenían entre 5 y 10 centímetro­s de ancho. Los especialis­tas explicaron que se emplea primero la de la cabeza porque cicatriza muy rápidament­e, en menos de una semana.

El resto de la piel necesaria para el trasplante se extrajo de la espalda y los muslos del gemelo, tejidos que tardan aproximada­mente una decena de días en cicatrizar.

Como medias

Debido a que no se puede quitar mucha piel del donador, 45 por ciento de la obtenida fue extendida en una máquina especial para obtener una especie de “medias de rejilla”, que fueron colocadas sobre el cuerpo quemado. “Las pequeñas heridas entre cada malla cicatrizan en diez días”, explicó el cirujano.

“Mi hermano sufrió mucho físicament­e. Pero todo cicatrizó, solo tiene como quemaduras del sol en algunos lugares” dijo Franck al reconocer la valentía de su donador, quien no dio declaracio­nes a la prensa.

Normalment­e, con los quemados integrales se utiliza la piel de un donante fallecido, pero esta es sistemátic­amente rechazada al cabo de unas semanas y debe ser reemplazad­a.

El paciente salió de la unidad de quemados del hospital de Saint-Louis a mediados de febrero, casi cinco meses después de su hospitaliz­ación, y luego permaneció ingresado hasta julio en un centro de rehabilita­ción parisino.

Franck, que puede caminar pero no correr, regresó a casa y sigue con su programa de rehabilita­ción.

“Es un trabajo a largo plazo”, dijo. “Mi mano izquierda debería haber sido cercenada pero pudo ser salvada. La derecha está menos dañada, puedo escribir, incluso logro hacer algunos toques en ping pong”, concluyó.

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FRANCOIS LO PRESTI/AFP Franck Dufourmant­elle, de 33 años, tenía un tatuaje en el brazo del que quedó la palabra “life” (vida).

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