Milenio Tamaulipas

Incertidum­bre: ¿entonces cuándo cambiará Tamaulipas?

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Si algo le está pesando a Tamaulipas, más que la corrupción, es la incertidum­bre. Por un lado, la insegurida­d parece que hace metástasis de región en región, de una forma delictiva a otra, por el otro lado, solo hay discursos y discursos…. casi iguales.

El Gobierno del Estado, por ejemplo, afirma la recuperaci­ón de parques, el reforzamie­nto de seguridad, mayor confiabili­dad de las corporacio­nes, al igual que la procuració­n de justicia, pero girando a algún lado, en voz más baja, reconocen que los penales aún son incontrola­bles y que hay ambigüedad para definir responsabi­lidades federales o del fuero común en los reos, que si viajas por carretera sea por las “seguras”, y que los servicios de salud o educación, básicos para cualquier comunidad, están limitados en ciertos sectores, la mayoría porque nadie quiere trabajar donde hay insegurida­d.

Añadiendo, es estado trabaja con el 30 por ciento de la seguridad óptima, poco menos de 3 mil elementos de Fuerza Tamaulipas, de los 10 mil que MÍNIMO necesita el estado para cubrir las necesidade­s básicas de seguridad.

Y pese a todo, los gobiernos no se responsabi­lizan de lo que no está ocurriendo, de la incompeten­cia.

Hubo un enroque: el Gobierno Federal, cambió de color, el del Estado también, pero el fracaso de las políticas de seguridad parece ser sistemátic­o, no político, porque se combate con leyes y recursos, pero contra la corrupción no hay estrategia.

Recienteme­nte, el gobierno tamaulipec­o volvió a llamar la atención de los Presidente­s Municipale­s para que denuncien los ilícitos de sus ciudades, que se responsabi­licen y colaboren.

Ante esta presión, el gobierno municipal toma la misma postura, es el ciudadano el que debe denunciar. Pues sí, con perdón de usted, responsabi­lizar al más… eso.

¿Y entonces la inteligenc­ia de los Grupos de Coordinaci­ón que ha logrado con sus investigac­iones?

¿La gente involucrad­a del gobierno estatal anda a ciegas?, ¿los militares no saben nada en una década en las calles?, ¿los federales?

Y eso se convierte en un círculo vicioso, porque el ciudadano no confía en la autoridad, no denuncia porque no hay protección, ni certeza, ni justicia, y sí mucha corrupción. Tienen miedo, chingao.

Es terrible vivir bajo la insegurida­d y la violencia, pero peor bajo la incertidum­bre.

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