Hacer las cosas que importan
Sabes con certeza quién posee en el mundo la mayor cantidad de coches nuevos? ¿Sabes quién tiene la mayor cantidad de títulos doctorales?
¿Por qué crees que no sabemos eso? Por una razón muy sencilla: porque no son cosas que importen. En nada aportan a la humanidad.
¿Qué nombre viene a tu mente si hablamos de una mujer noble, que vivió y murió sirviendo a los más pobres, que fundó en la India una orden de religiosas, y cuya filosofía de amor al prójimo, ha trasformado la vida de millones de personas?
Exacto. ¿Y sabes porque lo adivinaste de inmediato? Porque lo que hizo importa. Importa muchísimo. Murió hace años pero sigue inspirando y transformando al mundo.
¿Estás también haciendo las cosas que importan?
No tienes que hacer exactamente lo mismo que la Madre Teresa de Calcuta. Solo asegúrate de que en verdad importen.
No necesitas esperar tener una posición económica distinta. Ni un puesto específico en alguna organización. Ni conocer personas nuevas o cambiar tu lugar de residencia. Necesitas empezar hoy a hacer las cosas que importan, con lo que tienes, y siendo quien eres y dónde estás. Justo así. Sin postergar nada. Las cosas que pueden inspirar a otros a ser mejores. A convertirte en una motivación para que otros cambien.
No necesitas esperar a que el universo te haga señales específicas para asignarle mayor sentido a tu vida. No se requiere iniciar una larga travesía en búsqueda de ti mismo
Hay quienes viajan al Tíbet. Otros a la India. Unos más saltan de secta en secta... intentando hallar a Dios y a sí mismos. Años y kilómetros de infructuosa búsqueda. Ritos y fanatismos absurdos.
Si hubieran empezado por visitar a su abuela enferma, y a ponerle atención a sus hijos, se habrían ahorrado tanto tiempo y tanta distancia. Lo habrían hallado enseguida. Y a sí mismos de paso. Es tan sencillo empezar a marcar una diferencia. Hay tanto por hacer. Y sólo dos enormes barreras llamadas egoísmo e individualismo. Una vez que las cruzas tu vida entera se enciende y cobra sentido de inmediato.
Y es ahí donde te percatas del profundo significado de la frase “No estás deprimido; estás distraído” de la mano prodigiosa del gran Facundo Cabral.