Milenio Tamaulipas

“NO SOY CARPINTERO; MI TALENTO LO DESCUBRO AL HACER UN CARRITO A MI NIETO”

“El Abuelito” como es conocido Rubén Aguilar Vázquez, construye juguetes desde hace 10 años

- POR EUGENIA GÓMEZ FOTOGRAFÍA YAZMÍN SÁNCHEZ

Los juguetes de madera aún conservan su popularida­d entre los pequeños, menciona Rubén Aguilar Vázquez, mejor conocido como “el abuelito”.

Explica que pese a los avances tecnológic­os y a que la mayoría de los padres de familia optan por obsequiar tabletas y celulares a sus hijos, los juguetes tradiciona­les no han perdido su encanto. “Son resistente­s, se pueden caer y no les pasa nada porque el material es firme, pero lo más importante es que sirven para recordarle a los adultos el niño que llevan dentro”, dice mientras sostiene un tren de cuatro vagones que diseñó. Recuerda que su primera creación fue hace más de diez años, “no soy carpintero como muchos podrían creer, pero descubrí mi talento ya tiempo atrás”. Relata que estaba observando a su nieto jugar, cuando se le ocurrió armar un carro con trozos de madera que guardaba en su casa, “entonces lo pulí, lo pinté y se lo di, cuando le dije que era para él se puso muy contento y no lo soltaba, ahí entendí que los niños todavía valoran este tipo de trabajos y disfrutan usarlos por sus colores brillantes y porque no se rompen con facilidad”.

Al ser cuestionad­o sobre cuántos ha fabricado, Aguilar Vázquez solo se ríe. Afirma que no le gusta contar el tiempo ni los objetos porque le traen a memoria su edad y los días vividos, “prefiero no pensar en eso porque me preocupo, pero llevo más de una década creando desde helicópter­os hasta aviones y barcos, elaboro un promedio de diez por semana, entonces habrá que hacer las cuentas”.

Tras lo anterior, señala que entre ventas y regalos ha creado más de 3 mil artículos. En este sentido, detalla que, por temporada navideña, época de dar, recibir y fecha en la que Santa Claus y los Reyes Magos dejan regalos bajo el pino de los hogares mexicanos, la demanda de pedidos se duplicó, “decía que hago diez por semana, los voy construyen­do por partes y por grupos, para sacar todas las piezas iguales, pero ahorita si me piden ya no voy a poder entregárse­los hasta enero, y eso que estoy haciendo el doble de lo que normalment­e acostumbro”. “El abuelito” expone que una de las razones por las que sigue en este oficio, al que él prefiere denominar arte por el amor y el tiempo dedicado, es por el trato directo con los pequeños. Recordando a sus clientes narra con lágrimas en los ojos la historia de un menor que pedía con insistenci­a un carrito a sus tres tías, “ellas hicieron cooperació­n y me decían que no llegaban al precio, pero los ojos del niño me hicieron afirmarles que no había problema, de haber sabido la enorme sonrisa que me regalaría ese pequeño se lo hubiera dado gratis”. Finaliza la entrevista invitando a la población a consumir productos locales, ya que, explica, es una forma de ayudar al prójimo en temporada navideña.

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Carros, maquinitas, barcos, todos son a base de madera.

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