Polanco, prestigio y glamur de CdMx
Gloria Villalobos, cronista del lugar, hace un recorrido por la evolución del barrio desde que era un campo de alfalfa hasta sede de caras boutiques
En 1937 José G. de la Lama y Raúl Basurto habían comprado solo 18 hectáreas de terrenos donde se cultivaba alfalfa para crear, como ya lo habían hecho con la Hipódromo, una nueva colonia, aunque esta sería muy exclusiva y elitista. De la fundación de este espacio urbano da cuenta Gloria Villalobos en su más reciente publicación, el cuarto libro de una serie que relata la historia de esta colonia, Yo, Polanco. Lo que fui, lo que soy. “Formalmente, y eso consta en un documento que no es un pergamino sino un monumento, el Obelisco erigido en el cruce de la avenida Julio Verne y el Paseo de la Reforma, en lo que fuera el cauce de un río, rutas que dan acceso a mis calles, se fijó una placa de bronce en la que se da fe de que mis calles se abrieron formalmente para el año de 1938”, se cuenta en el volumen de Villalobos, conocida desde hace 20 años como la cronista de Polanco.
El libro, un trabajo de investigación de un año, más de 30 entrevistas y decenas de imágenes, será presentado mañana, a las 12:00, en Un lugar de La Mancha, ubicado en la plaza que está en Lago Alberto y Mariano Escobedo, colonia Polanco. “Este volumen nos habla de la evolución de una colonia única en Ciudad de México que, fiel a su origen, ha cultivado el prestigio y el glamur que la distingue: a la fecha muchas boutiques y empresas de corte internacional son capaces de pagar rentas millonarias con tal de tener su tienda sobre la avenida Masaryk”.
Durante 200 páginas, la publicación va tejiendo la historia de esta colonia que, de acuerdo con Villalobos, fue concebida con tal exclusividad que incluso dio paso a una arquitectura especial: la colonial californiana, con rasgos barrocos “y fuerte influencia castellana. Esta arquitectura contrastaba con las corrientes de vanguardia en el mundo, como el modernismo nacido del Bauhaus alemán (1930-1940). Algunas de las características clásicas de una casa de Polanco son su aspecto palaciego, torres y miradores. Profusas aplicaciones de cantera con abarrocados labrados, balcones, retablos de altares con nichos y escudos, fuentes y bancas y con bardas bajas para que lucieran las casas en todo su esplendor”. “En México había abundancia porque, mientras el mundo estaba en guerra, el país garantizaba tranquilidad y empezaba a despuntar, así que las inversiones se hacían aquí. Eso provocó derroche en la construcción de estas casas, los pisos, las puertas, todo fue hecho prácticamente a mano por artesanos de los que ya no hay”, dice Villalobos, quien ha vivido 56 años en esta colonia cuando sus padres, provenientes del norte del país, compraron su casa en Tennyson.
Cambios
De acuerdo con su investigación, Villalobos explica que Polanco debe su nombre al apellido de uno de los propietarios de un rancho cercano a esta zona.
Entre los primeros pobladores se encuentran militares, pues Polanco estaba en una zona estratégica. Así llegaron los generales Francisco L. Urquizo y Joaquín Amaro, y los presidentes Emilio Portes Gil y Miguel Alemán fijaron allí sus residencias. También arribaron integrantes de las comunidades libanesa y después de la judía, así como personajes públicos, especialmente del espectáculo: María Félix, Irma Serrano, Ernesto Alonso, Agustín Lara e incluso el pintor David Alfaro Siqueiros.
Un cambio radical para Polanco se registró después de 1985, especialmente tras los sismos de septiembre. Muchos sitios de la ciudad quedaron destruidos, pero esta colonia permaneció en pie; así fue como empezó a llegar el comercio: empresas, boutiques, restaurantes, los mismos que fueron desplazando a las familias que, a la vez, empezaron a cambiar, pues los hijos se fueron y quedaron los viejos que ya no necesitaban una mansión para vivir, por lo que rentaron sus casas.
“Ha sido un cambio muy difícil de afrontar; yo crecí jugando en estas calles y podíamos encargar las llaves de mi casa a los vecinos. Ahora que vivo en un departamento estoy rodeada de gente que no conozco, no sé de dónde viene ni a qué se dedica. No puedo decir si este cambio es bueno o malo, simplemente se dio, pero para mí ha sido un poco difícil adaptarme a él”, explica Villalobos.
En esta zona se encuentra el corredor hotelero más importante, una distinguida zona de bancos, oficinas como el edificio de la Coca-Cola y el Omega; automotrices como BMW, Mercedes Benz, Volvo, Maserati, Ferrari, Cadillac, Ford, entre otras firmas muy reconocidas. “Esto es lo que hoy es Polanco, una colonia que se transformó y continúa en su constante cambio”, señala la cronista.