Ley de Seguridad Interior
Desde hace más de 10 años, los problemas de seguridad superaron por mucho las capacidades de varios estados del país para hacerles frente. Desde hace más de 10 años las únicas instituciones que han protegido a millones de mexicanos han sido el Ejército y la Marina. Desde hace más de 10 años, frente a la incompetencia y la falta de voluntad de muchos actores, las Fuerzas Armadas llegaron para llenar un vacío causado por la corrupción y la impunidad.
Durante todo este tiempo, la participación de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia organizada ha estado sustentada principalmente en criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y no en una ley que regule específicamente su actuar en la materia. Lo anterior, hace evidente que una legislación como la Ley de Seguridad Interior no sólo era importante, era necesaria.
Se trata de una ley que no busca la militarización del país como muchos han señalado; por el contrario, fija procedimientos y requisitos con miras a que su participación sea cada vez más de manera excepcional.
Es de verdad lamentable que muchos actores aprovechen la desinformación que se ha generado para sembrar caos, indignación, e incluso medio entre la sociedad respecto a esta ley. Lo más fácil hubiera sido dejar la situación colgada de alfileres en cuanto a su marco jurídico y sin una legislación especifica, pero el estar en esta situación no ha dado ningún resultado. Recordemos, las Fuerzas Armadas no están saliendo a las calles, ya están ahí, y no de ahorita, de hace mucho tiempo.
Hoy, muchos estados como Tamaulipas están presentando serias dificultades para reclutar y formar nuevos policías (se tienen menos de 3 mil para una población de 3 millones de personas). Las capacidades de la Policía Federal tampoco han crecido de manera suficiente. La mayoría de los municipios no cuenta con una policía o tienen una corporación de menos de 20 elementos. Asimismo, este ha sido el año más violento desde que se tiene registro hace 20 años. En materia presupuestal, las transferencias federales se han desplomado, y desde 2013 se ha reducido el gasto en seguridad.
En 2015, mientras que México gastó en seguridad y justicia .8 por ciento de su PIB, Colombia gastó 2.2, la Unión Europea 1.8 en promedio, y Estados Unidos 1.6 por ciento. ¿De verdad esperamos resultados diferentes con las mismas acciones?
Para superar el reto de inseguridad, es indispensable que las fuerzas policíacas se fortalezcan, y en la medida en que así suceda, la actuación de los militares será cada vez menor. Basta de que los gobiernos estatales y municipales están en la comodidad de sólo firmar acuerdos para que las Fuerzas Armadas se encarguen de cuidar sus territorios. En este tema se requiere que todos cumplan sus responsabilidades. Si me preguntan a mí y seguramente a millones de mexicanos, el que hoy las Fuerzas Armadas estén concentradas en tareas de seguridad interior no es algo que deba condenarse, es algo que debe reconocerse en las condiciones actuales.