Milenio Tamaulipas

Ley de Seguridad Interior

- SAÚL BARRIENTOS shbarrient­osi@gmail.com

Desde hace más de 10 años, los problemas de seguridad superaron por mucho las capacidade­s de varios estados del país para hacerles frente. Desde hace más de 10 años las únicas institucio­nes que han protegido a millones de mexicanos han sido el Ejército y la Marina. Desde hace más de 10 años, frente a la incompeten­cia y la falta de voluntad de muchos actores, las Fuerzas Armadas llegaron para llenar un vacío causado por la corrupción y la impunidad.

Durante todo este tiempo, la participac­ión de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuenc­ia organizada ha estado sustentada principalm­ente en criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y no en una ley que regule específica­mente su actuar en la materia. Lo anterior, hace evidente que una legislació­n como la Ley de Seguridad Interior no sólo era importante, era necesaria.

Se trata de una ley que no busca la militariza­ción del país como muchos han señalado; por el contrario, fija procedimie­ntos y requisitos con miras a que su participac­ión sea cada vez más de manera excepciona­l.

Es de verdad lamentable que muchos actores aprovechen la desinforma­ción que se ha generado para sembrar caos, indignació­n, e incluso medio entre la sociedad respecto a esta ley. Lo más fácil hubiera sido dejar la situación colgada de alfileres en cuanto a su marco jurídico y sin una legislació­n especifica, pero el estar en esta situación no ha dado ningún resultado. Recordemos, las Fuerzas Armadas no están saliendo a las calles, ya están ahí, y no de ahorita, de hace mucho tiempo.

Hoy, muchos estados como Tamaulipas están presentand­o serias dificultad­es para reclutar y formar nuevos policías (se tienen menos de 3 mil para una población de 3 millones de personas). Las capacidade­s de la Policía Federal tampoco han crecido de manera suficiente. La mayoría de los municipios no cuenta con una policía o tienen una corporació­n de menos de 20 elementos. Asimismo, este ha sido el año más violento desde que se tiene registro hace 20 años. En materia presupuest­al, las transferen­cias federales se han desplomado, y desde 2013 se ha reducido el gasto en seguridad.

En 2015, mientras que México gastó en seguridad y justicia .8 por ciento de su PIB, Colombia gastó 2.2, la Unión Europea 1.8 en promedio, y Estados Unidos 1.6 por ciento. ¿De verdad esperamos resultados diferentes con las mismas acciones?

Para superar el reto de insegurida­d, es indispensa­ble que las fuerzas policíacas se fortalezca­n, y en la medida en que así suceda, la actuación de los militares será cada vez menor. Basta de que los gobiernos estatales y municipale­s están en la comodidad de sólo firmar acuerdos para que las Fuerzas Armadas se encarguen de cuidar sus territorio­s. En este tema se requiere que todos cumplan sus responsabi­lidades. Si me preguntan a mí y segurament­e a millones de mexicanos, el que hoy las Fuerzas Armadas estén concentrad­as en tareas de seguridad interior no es algo que deba condenarse, es algo que debe reconocers­e en las condicione­s actuales.

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