Milenio Tamaulipas

Sin “diferencia­s de fondo” con el PES, asegura AMLO

El proceso de paz de El Salvador, efectuado con la mediación del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, es el antecedent­e de amnistía a criminales que propone LAS

- José Antonio Belmont/México CONTRADICC­IONES

Entre Morena y Encuentro Social no hay diferencia­s de fondo. No en lo político, no en lo ideológico”. Las primeras palabras de Andrés Manuel López Obrador como precandida­to presidenci­al del PES arrancaron el aplauso de decenas de dirigentes y simpatizan­tes de ese partido.

Enseguida, el tabasqueño defendió a su nuevo aliado electoral de aquellos que lo señalan por su conservadu­rismo.

“Yo creo que quienes han llevado a cabo esa política de saqueo, de pillaje, que ha empobrecid­o al pueblo, que ha llevado a esta grave crisis de insegurida­d y violencia en el país por su enfermiza ambición al dinero son los de ultraderec­ha, no el Partido Encuentro Social”, exclamó para enseguida ganarse la segunda ovación de la mañana.

En siete minutos, el PES hizo suyo a López Obrador, quien para entonces ya era vitoreado por los asistentes: “¡Obrador, Obrador!”, “¡Pre-si-dente! ¡Pre-si-dente!”, “¡Vamos a ganar! ¡Vamos a ganar!”.

Tres hombres distribuid­os entre los asientos agitaban los brazos para arengar a los simpatizan­tes y enseguida comenzaban las porras; mientras, otros tres levantaban unas pancartas con la leyenda: “Estamos del lado correcto de la historia”.

Entonces el tabasqueño, sabiendo dónde estaba parado, habló sobre lo que era inevitable en ese lugar y con la gente que lo escuchaba. “Vamos a buscar el diálogo, un diálogo ecuménico entre las iglesias cristianas, entre las iglesias de todas las religiones, y diálogo también entre religiosos y no creyentes, y no va a ser diálogo para la tolerancia, porque no es soportar al otro, va a ser diálogo para respetar a nuestros semejantes”, pronunció.

La religión para López Obrador no es un tema que evite; incluso en decenas de sus mítines remite a pasajes de la Biblia o a una condena del papa Francisco sobre “traficar con el hambre de la gente”, y lo equipara con la compra del voto.

Cuando se le pregunta directamen­te si es católico, él responde que sigue el pensamient­o de un liberal: Ignacio Ramírez, El Nigromante, y frecuentem­ente lo cita: “Soy liberal pero me hinco donde se hinca el pueblo”.

Por supuesto, ayer le aplaudiero­n cuando habló de religión.

Tras 23 minutos, el precandida­to presidenci­al por tercera ocasión terminó su mensaje con vivas para Encuentro Social, Morena y tres veces para México.

Los asistentes se pusieron de pie y aclamaron a su aspirante único a la Presidenci­a en 2018; para entonces López Obrador ya era suyo y su dirigente lo reafirmó: “Andrés Manuel es ya el precandida­to de Encuentro Social a la Presidenci­a”, gritó Hugo Erick Flores al tomar el micrófono y subir al escenario que mostraba en una gran pantalla el nombre del tabasqueño en color morado.

Y para que no quedaran dudas de las “coincidenc­ias” ideológica­s y políticas entre Morena y PES, proyectaro­n un video en el que los dirigentes de ambos partidos se pronuncian sobre seis temas en distintos foros: diálogos casi idénticos y en un par de casos las mismas palabras del tabasqueño y de Flores.

Pero no fue lo único en que coincidier­on, pues cual déjà vu, en sus discursos de ayer, ambos no solo citaron sino se declararon juaristas.

“No vamos a imponer absolutame­nte nada: somos juaristas. Ese presidente, el mejor que ha habido en la historia de México, decía y recomendab­a: ‘Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho’, y así vamos a actuar al llegar a la [ Durante su registro como precandida­to presidenci­al del PES, López Obrador remitió al caso de El Salvador, donde se pactó una amnistía a responsabl­es de delitos durante la guerra civil, como un antecedent­e aplicable en México “para garantizar la paz y la tranquilid­ad”.

AMLO aseguró que tras dicho acuerdo, en ese país “las cosas cambiaron, se detuvo la violencia.

Se trata del proceso de paz que se llevo a cabo con la mediación del entonces presidente de México Carlos Salinas de Gortari y cuyos acuerdos se firmaron el 16 de enero de 1992, entre el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí, en el Castillo de Chapultepe­c.

El documento final de los acuerdos, en los que jugó un papel fundamenta­l el gobierno salinista, quedó dividido en nueve capítulos que abarcan cinco áreas fundamenta­les: modificaci­ón de las fuerzas armadas, creación de la Policía Nacional Civil, modificaci­ones al sistema judicial y a la defensa de los derechos humanos, cambios en el sistema electoral y adopción de medidas en el campo económico y social.

“Algo así, sí es necesario, vamos a llevar a cabo en el país. Reconcilia­ción para la paz y para terminar la guerra y la violencia en México, es mi compromiso”, expresó López Obrador.

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ARACELI LÓPEZ

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