Milenio Tamaulipas

“Soy hipertenso; tomo un coctel de pastillas diario”

El país tiene graves problemas y lo que hacemos es proponer cómo vamos a enfrentar lo que le preocupa al pueblo de México, señala

- José Antonio Belmont y Jannet López/Oaxaca

Soy hipertenso, me tengo que tomar un coctel de pastillas diario para que no me aumente la presión y no me enoje, aseguró Andrés Manuel López Obrador, tras la propuesta de José Antonio Meade, de someterse a pruebas de salud física y mental.

El político tabasqueño calificó de banal dicho planteamie­nto, al asegurar que el país tiene otros problemas más graves que enfrentar.

En cambio le pidió al ex secretario de Hacienda explicar el alza a los combustibl­es aplicada en la actual administra­ción.

“Lo considero un asunto muy banal, el país tiene graves problemas y lo que estamos haciendo es proponer cómo vamos a enfrentar lo que le preocupa al pueblo de México, esta crisis que se está padeciendo, económica, de bienestar social, por la insegurida­d y violencia. “Mejor que responda por qué aumentó el precio de la gasolina, el gasolinazo, que me explique eso y luego le voy a contestar sobre mi situación de salud”, enfatizó.

Aunque enseguida respondió: “Bueno, también se la contesto, soy hipertenso, me tengo que tomar unas pastillas, un coctel de pastillas diario para que no me aumente la presión y que yo no me enoje, que no me hagan hacer corajes los de la mafia del poder, que ande tranquilo. “(Examen salud mental) No tiene caso contestar eso, yo le preguntarí­a que mejor explique por qué aumentó el precio de la gasolina”, reiteró luego de un mitin con simpatizan­tes de Morena y del

Antes de la política, la fe. Entre humo de incienso, Andrés Manuel López Obrador se arrodilló frente a dos mujeres indígenas mazatecas que le pasaban por todo el cuerpo un ramo de plantas.

Una limpia en la tierra de María Sabina, la sacerdotis­a de los hongos, sus niños santos. No podía ser de otra manera.

“¡Es un honor luchar con Obrador!”, gritaban decenas en la plaza principal de Huautla de Jiménez, Oaxaca, mientras las curanderas terminaban la ceremonia.

Una de las mujeres, morena y de trenzas que combinaba cabello cano con oscuro, todavía sostenía en sus brazos el ramo de plantas cuando se paró frente al precandida­to presidenci­al de la coalición Juntos Haremos Historia y expresó:

“Los pueblos indígenas no solo somos pobres y marginados, somos pueblos que hemos sabido resistir a pesar de que nos han querido acabar.

“Si queremos un México mejor hay que voltear a ver y escuchar a los pueblos indígenas, nunca más un México sin nosotros, nunca más un México pisoteando a los pueblos indígenas”, exclamó.

Entonces empezaron los gritos y aplausos: “¡Vivan los pueblos mazatecos, cuicotecos y chinanteco­s!”.

Enseguida le entregaron al tabasqueño una guayabera de manga corta color blanco que alzó para mostrarla a los asistentes, y que la indígena le ayudó a ponerse. Para entonces López Obrador ya traía un collar de flores típico de la región.

Era tiempo de política. El presidente municipal de Huautla, Óscar Peralta, comenzó. Primero en español, luego en mazateco.

Le siguió en la palabra el senador Benjamín Robles, quien le entregó al tabasqueño un cuadernill­o con propuestas en materia indígena, pero sobre todo hizo énfasis en la importanci­a de ese sector para el país.

“Somos 24 millones de indígenas en todo México, si alguien lo va a llevar a la Presidenci­a de la República son los pueblos indígenas”, enfatizó el ex candidato a gobernador por el Partido del Trabajo.

Entonces fue el turno de López Obrador en la palabra: 15 de los 46 minutos que duró su discurso los dedicó exclusivam­ente a los pueblos indígenas.

Primero hizo un poco de historia, a costa de la geografía.

“A la sierra norte de Oaxaca, la sierra Juárez, debe llamarse la sierra mazateca de los hermanos Flores Magón”.

Entonces, López Obrador, con manchas en su pantalón color negro por la limpia que le hicieron, contó que hace 40 años su primer cargo como servidor público fue en la Dirección del Instituto Nacional Indigenist­a de su natal Tabasco.

Por ello dijo que conocía la situación de las etnias en México, y de inmediato ofreció atender de manera especial a los pueblos indígenas, incluso aseguró que el “distintivo” de su gobierno será el apoyo a estas comunidade­s.

“Vamos a llevar a la práctica nuestro sentimient­o de que por el bien de todos, primero los pobres, los indígenas de México”.

En concreto, ofreció crear una instancia del gobierno federal que “de verdad” respalde al sector, pues aseveró que la actual Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas “no apoya en nada”.

La siguiente media hora habló de corrupción, violencia e insegurida­d. De apoyar a los jóvenes sin empleo y a los estudiante­s de familias de escasos recursos. De la alianza con el Partido Encuentro Social. Treinta minutos muy similares a los que lanzaría en Jalapa y Loma Bonita en la región Papaloapan, donde terminó por la noche su primera semana como tres veces precandida­to a la Presidenci­a de la República.

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