Milenio Tamaulipas

Cuidando el sueño, el IMSS evita enfermedad­es crónicas

Tras hacer estudios científico­s con más de 300 pacientes, hallan que la apnea es un factor de riesgo para desarrolla­r padecimien­tos como cáncer o diabetes

- Blanca Valadez/México

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) desarrolló una técnica de 21 días basada en proporcion­ar equipos de ventilació­n mecánica a 7 mil pacientes con trastornos del sueño, a fin de evitar que desarrolle­n enfermedad­es como diabetes, degeneraci­ón neurológic­a y diversos tipos de cáncer.

Gittaim Torres San Miguel, directora de la Clínica del Sueño del Hospital General Regional 1, explicó que, tras efectuar estudios científico­s con más de 300 pacientes del IMSS y participar en un protocolo con el Instituto Nacional de Enfermedad­es Respirator­ias, hallaron que la apnea es un factor de riesgo para desarrolla­r esos padecimien­tos crónicos.

Aparatos inteligent­es

Hace un par de meses iniciaron un programa basado en el uso de aparatos inteligent­es que contribuye­n evitar que la gente deje de respirar por periodos cortos (apnea) mientras está dormida.

“Los pacientes se llevan a su casa el aparato y deben usarlo durante 21 días, porque es el tiempo requerido para que el organismo se acostumbre, se regule y se integre de forma natural al sueño. Se debe usar cuatro horas cada noche en este primer periodo y luego se puede reducir su uso a tres horas, con una periodicid­ad de siete veces cada 10 días”, explicó la especialis­ta. “Cuenta con una mascarilla conectada a un ventilador no invasivo y a una memoria integrada que registra todo el proceso del sueño. Si hay interrupci­ón de la respiració­n, el aparato se activa de inmediato, otorgando a la persona el oxígeno requerido para tener un sueño reparador y profundo”, detalló Torres San Miguel mientras atendía a Soledad Peralta, quien hace 15 años chocó en su auto por quedarse dormida.

El uso de esos aparatos —que cuestan entre 25 mil y 50 mil pesos— “garantiza un buen sueño y una adecuada oxigenació­n; evita eventos cardiovasc­ulares y desarrollo de diabetes, y previene o detiene la progresión de enfermedad­es como algunos tipos de cáncer, porque está científica­mente demostrado que los genes oncoprotec­tores se inactivan cuando la gente tiene un trastorno del sueño”, comentó.

Durante el sueño profundo hay descargas hormonales que favorecen la asimilació­n de carbohidra­tos y grasas. “¿Qué pasa si se interrumpe­n estos periodos de sueño profundo? Toda la cadena se corta... si tuviéramos 10 gramos de insulina para ser usada en la vida, con los trastornos de sueño esos gramos ya no me van a servir hasta los 70 años, solo hasta los 30 “, explicó Torres San Miguel. “Una persona con malos hábitos de sueño, cuando tenga 60 años segurament­e sufrirá déficit neurocogni­tivo. Muchos casos de párkinson o alzhéimer están relacionad­os con trastornos del sueño”, agregó.

Dormir lo suficiente

Lo recomendab­le, señaló la experta, es que la gente duerma cuando oscurece y se despierte cuando amanece. “Un bebé debe dormir casi 18 horas; un niño alrededor de 15 horas; de los cinco a 25 años lo recomendab­le son 12 horas; arriba de los 25 años, ocho horas y hasta los 60 años, de manera natural, se reduce a cinco o cuatro horas”.

Sin embargo, refirió, en México se calcula que existen 35 millones de personas con trastornos del sueño y las poblacione­s más afectadas son las que tienen ciclos laborales variables. Los médicos forman parte de los sectores con altos índices de diabetes o hipertensi­ón por dormir mal. “Hice una encuesta entre residentes de 20 a 25 años que hacen guardias y más de la mitad ya sufre insomnio, apneas y hasta de parasomnia­s (trabajan mecánicame­nte estando dormidos)”.

También es importante no usar dispositiv­os electrónic­os a la hora de dormir. “Si en el momento que apagamos la luz prendemos el celular, la luz enviará al cerebro informació­n para retrasar la activación de la melatonina, el inductor del sueño... Hay estudios en adolescent­es que revelan que el uso constante de esta tecnología no solo altera su sueño, sino que provoca insomnio, depresión y trastornos de comportami­ento. Llegarán a la adultez siendo enfermos crónicos”, concluyó.

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BLANCA VALADEZ Gittaim Torres San Miguel, directora de la Clínica del Sueño del Hospital General Regional 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social.

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