Milenio Tamaulipas

María del Rocío Hurtado

Díaz es la maestra que ganó el Premio ABC por el empeño que le pone a su trabajo frente al grupo, pero también por las actividade­s extra que les enseña, como cuidar el medio ambiente

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Originaria de Tampico y con 27 años de docencia, la maestra María del Rocío Hurtado Díaz, fue la ganadora del premio ABC que otorga Mexicanos Primero en su décima edición, como un reconocimi­ento a los docentes que tienen una labor ejemplar en los planteles públicos de educación básica en el país. Ella está frente a grupo en la escuela Ford 92 y a sus alumnos les ha enseñado proyectos de reciclaje, ha contribuid­o a remodelar la infraestru­ctura escolar y creó un club literario entre padres de familia. Por estas actividade­s, aunado a su desempeño con el programa educativo, fue selecciona­da de entre 363 participan­tes y formó parte en este 2017 del grupo de 7 galardonad­os: 3 maestros, un director y tres supervisor­es. ¿A quién se le entrega el Premio ABC? Es una convocator­ia a nivel nacional que se hace cada año, donde invitan a los maestros a que se inscriban. Te piden empatía con los niños, que los motives a seguir adelante, que estés muy al pendiente al derecho a la educación que tienen los niños. Que tengas preparació­n y que sea acorde con lo que estás realizando en el salón de clases y si tu trabajo está benefician­do a la comunidad y en qué sentido lo está favorecien­do. Que se involucre a los padres en el aprovecham­iento de los niños y que las estrategia­s que se empleen en tu trabajo sean del agrado de los niños y los motive para aprender. ¿Por qué decide participar? Tenía mucho tiempo que veía la convocator­ia o más bien el decálogo. Mexicanos Primero saca un Decálogo del Buen Maestro y yo cada vez que lo veía decía: hago esto, esto, esto... Me inscribí en abril de este año; mandé mi documentac­ión. En junio me hablan de la Ciudad de México y me dicen que salí selecciona­da de entre 363 proyectos que habían entrado, pero iban a venir a observar mi trabajo. La maestra llegó, entrevistó a tres padres de familia actuales y me pidió en ese momento tres padres de familia del anterior grupo, entrevistó a todos los maestros y la directora, a los niños les preguntó cómo es mi trabajo y les pidió sus cuadernos; después me entrevistó. Durante varias ocasiones entró al salón se sentaba y me observaba. Y en agosto me hablaron y me dieron la noticia. ¿Cuál fue el motivo para que le dieran el premio?

Por mi trabajo pedagógico y actividade­s que realizo con los alumnos como el proyecto de reciclaje. ¿En qué consiste ese proyecto? Empezamos en enero del 2015. Me inscribí a un diplomado de Diseña el Cambio y en mi tarea final, para evaluarme, me solicitaba­n que los niños buscaran problemas y que nosotros los maestros los guiáramos a resolverlo­s en la escuela y beneficiár­amos a los demás. Los niños encontraro­n 14 problemáti­cas, de las cuales 5 eran muy similares, se trataba de cuestiones de basura, como las palomas, que a la hora del recreo salían y estaban listas para comer los residuos. Investigam­os que el excremento de las palomas es muy dañino, cuando se seca puede generar algún problema respirator­io. Empezamos a ver cómo podíamos hacerle, entonces comenzamos a separar la basura y darle un destino a lo orgánico, entonces con todos los restos hacíamos composta. En menos de 10 días vimos cambios, las palomas venían menos, porque ya no había comida.

Lo más increíble fue que cuando terminé mi tarea, les comenté a los niños si querían seguir o dejarle ahí y ellos contestaro­n que había que seguirle. Se involucrar­on muchísimo, hasta en el recreo andaban haciendo guardias. Les decían a sus compañeros y maestros ‘oiga se le cayó una palomita’. Incluso un maestro me contó que en una ocasión estaba comiendo y un alumno le dijo ‘¡Hey, no se le olvide dónde va lo que le sobre!’. Ahorita ellos están en segundo de secundaria, pero el proyecto lo sigo llevando en la escuela. Pusimos letreros en todos los salones, invitamos a los niños de cada salón. Hicimos una campaña de no utilizar unicel, porque tarda mucho en descompone­rse, es dañino. Tuvimos muchísimo apoyo de los padres de familia, porque ellos usaban unicel para darles alimentos y los cambiaron a platos permanente­s que lavan y además separan lo que sobre de comida. Con ello también bajó la generación de basura, al ahorrarse todos los desechable­s. ¿Y qué hacían con todo el material reciclado?

Lo íbamos vendiendo y empezamos a ver qué queríamos hacer con ese dinero. Lo niños querían un viaje al Tajín. En la primera venta que hicimos fueron 57 kilos de cartón, un papá se llevó la camioneta cargada y a su regreso nos trajo 26 pesos; los niños no se desanimaro­n y quisieron seguir. Nos dimos cuenta que no alcanzaría para el viaje, pero a medida que íba- mos con el programa, las señoras nos empezaron a llevar botellas, cartón, latas, entonces llegó el tiempo que teníamos como 3 mil pesos. Los niños se enteraron de una asociación que ayuda a perritos de la calle, MICASA, y decidieron donarlo, se compraron sacos de alimento y ellos estuvieron felices de entregarlo­s.

En la segunda colecta teníamos previsto darle la donación a Cáncer Infantil, no se pudo lograr el contacto y la entrega del dinero, pero me enteré que una exalumna tenía leucemia y se lo entregamos, pues ocupn el dinero para traslado a su tratamient­o. ¿Cuánto tiempo tiene en la docencia? y ¿que la motivó a ser maestra? 27 años. En un principio era porque siempre me decían en mi casa ‘tú vives en la escuela, no puedes faltar un día’ y es que sí es cierto me desesperab­a porque faltaba, sentía que era demasiado importante la escuela y no tenía que faltar. ¿Qué satisfacci­ón le dejan 27 años de docencia?

¡Huy bastantes! Hace 2 semanas una exalumna me invitó a su toma de protesta en el Tec de Madero y fue muy emocionant­e. Son tres mujeres, a dos de ellas les di clases y la tercera no me tocaba pero la familia habló con el director porque estaban muy contentos con mi trabajo y querían que yo le diera clases, también le di clases a un primo.

Cuando llegué me sentí en familia. Después me invitaron al festejo y ahí me entregó su tesis con dedicatori­a para mí, donde dice que yo le enseñé el valor del estudio.

Tengo otra alumna que ahora es maestra y dice que se decidió a raíz de que le di clases. Ahora ella me apoya con casos de niños especiales, le pido asesoría. ¿Qué opinión tienen de los maestros que no tienen vocación?

Es un gran compromiso, porque estás formando personas, eso es lo que estamos haciendo.

Por eso me inscribí a la convocator­ia, porque regularmen­te tenemos una mala imagen del maestro y lo vemos, es una lucha constante Tienes un gran compromiso, en todos los trabajos lo tienes, pero aquí es doblemente porque se trata de la formación de personas, lo que tu les platiques o cómo los guíes muchos de ahí van a agarrar su camino.

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