Milenio Tamaulipas

Las zonas industrial­es de EU siguen fieles a Trump

Partidario­s del condado de Macomb, Michigan, que lo impulsaron a la presidenci­a, pueden ayudarlo otra vez para un segundo mandato

- La alcaldía del municipio de Washington, en el condado de Macomb. Patti Waldmeir/condado de Macomb, Michigan

El condado de Macomb, Michigan, ayudó a Donald Trump a llegar a la Casa Blanca y podría ayudarlo otra vez para lograr un segundo mandato, pues los partidario­s locales están encantados con el desempeño del presidente a pesar de un primer año caótico y turbulento.

A principios de diciembre los demócratas celebraron la primera derrota republican­a en la carrera por un escaño de Alabama en el Senado en un cuarto de siglo, una victoria que hizo que los demócratas comenzaran a hablar de una reacción contra Trump. Pero en Macomb, en las afueras de Detroit, la opinión es diferente.

El apoyo que tiene Trump entre su base del condado de Macomb, muchos de ellos trabajador­es de la industria automotriz, parece tan fuerte como siempre. Hogar de los llamados Demócratas de Reagan, demócratas de clase trabajador­a quienes votaron por el republican­o Ronald Reagan en 1980, Macomb ahora tiene un nuevo apodo: el hogar de los Demócratas de Trump. Muchos apoyaron al presidente Barack Obama en 2008 y 2012, pero el año pasado dieron un giro por el republican­o Trump.

Su fe no se tambaleó por los titulares sobre una posible colusión entre los funcionari­os de la campaña de Trump y Rusia en las elecciones, los crecientes escándalos de acoso sexual que revivieron las historias anteriores a la elección sobre la relación que tiene Trump con las mujeres, o que el presidente todavía no cumple con promesas de campaña como la construcci­ón de un muro en la frontera con México. “Soy el ‘hombre olvidado’ que llevó a Donald Trump a la presidenci­a, y que la élite mediática y la izquierda dura no puede soportar”, dice Nelson Westrick, de 42 años de edad y líder de equipo en la planta de ejes Ford Sterling en el Condado de Macomb. “Creo que actualment­e hay más apoyo para Trump que antes de las elecciones”.

Generalmen­te se considera que la elección de Trump le dio voz a la gente blanca de clase trabajador­a como Westrick, quienes sintieron que las élites políticas de las costas dominadas por liberales con educación universita­ria son irrespetuo­sos con ellos.

Westrick está encantado con los recortes a los impuestos que se aprobaron antes de la Navidad: “Mi familia ahorrará alrededor de 2 mil 900 dólares el próximo año, queremos remodelar nuestra cocina, mi 401k (plan de ahorro para el retiro) está en su nivel más alto jamás, y así fue incluso antes del plan fiscal”.

Pero a pesar de los tatuajes de varios equipos deportivos locales en sus pantorrill­as, al menos le encanta que Trump critica a los jugadores de futbol americano que se arrodillan como forma de protesta política cuando tocan el himno nacional de EU. “Soy un aficionado de los deportes muy apasionado, pero cancelé el canal de la NFL, bloquée ESPN, no escucho la radio deportiva ahora (y eso era todo lo que escuchaba)”, dice. El patriotism­o es un motor para muchos partidario­s de Trump en el condado de Macomb, de la misma forma que los factores económicos.

La política divide a su familia: una tía y un tío se negaron a asistir a una boda reciente debido a las opiniones políticas del novio, el tipo de disputa que estalla frecuentem­ente en esta comunidad, que se dividió casi a la mitad en las elecciones presidenci­ales.

Brian Pannebecke­r, un trabajador del sector automotor de 58 años de edad, con una taza y una camiseta de la inauguraci­ón presidenci­al, dice que el presidente Trump es “un ser humano con defectos, un narcisista, un ególatra, que exagera, que embellece las cosas, pero a nosotros, los verdaderos partidario­s de Trump, no nos importa, porque... todos ellos son mentirosos y pervertido­s y maniáticos sexuales, el Congreso está lleno de ellos”.

Cree que el recorte de impuestos de Trump, su política exterior (“va a tranquiliz­ar a Corea del Norte sin disparar un solo tiro”), y el gasto de infraestru­ctura que el presidente promete para el próximo año hará que Trump sea reelecto en 2020. “Tal vez no logre otra vez 50 por ciento de los votos, pero lo van a reelegir, la única cosa que lo podría descarrila­r es un candidato republican­o moderado”, dice.

Chris Vitale, de 45 años, quien trabaja en el centro técnico local de Chrysler, dice que tampoco tiene “remordimie­nto” sobre Trump. “El año pasado en Navidad me sentía en las nubes porque sentí que recibí un regalo que no podía creer y sigo en las nubes con ese regalo”, dice. Desearía que Trump no tuiteara tanto, pero “es como un hombre sediento en el desierto quejándose que le den Coca-Cola en lugar de Pepsi, realmente no es un gran problema”.

Su vecino, un trabajador jubilado de Chrysler, Joe Angelo, de 65 años de edad, está de acuerdo, y agrega: “Creo que lo ha hecho mucho mejor de lo que la gente pensaba”.

¿Les preocupa la supuesta colusión del equipo de campaña de Trump con Rusia? La mayoría de los partidario­s locales de Trump cree que los demócratas fueron más lejos que Trump que simplement­e coludirse con Rusia. Eanna Forlini, otra trabajador­a automotriz local, dice que cree que la investigac­ión es “falsa”.

Así que puede ser ligerament­e equivocado hablar de que Trump pierde apoyo, al menos en el corazón industrial del Medio Oeste que lo llevó a la Casa Blanca. Más demócratas pueden sentirse motivados para votar en su contra la próxima vez, pero la base de Trump en el condado de Macomb, alimentada con los recortes de impuestos y las protestas de futbol americano, parece sólida, al menos por el momento.

Consideran que la llegada del republican­o a la Casa Blanca dio voz a la clase blanca trabajador­a Ni el escándalo de colusión con Rusia ni el de acosos sexuales han debilitado su imagen

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