Milenio Tamaulipas

Accidentes dejan 4 muertos en Valles

- Imelda Torres/Ciudad Valles

El fin de 2017 e inicio del 2018 tuvieron como saldo varias personas fallecidas principalm­ente por accidentes carreteros. En Ciudad Valles se registraro­n cuatro fallecidos, pero hubo más en otros municipios.

JavierMénd­ezPartida,responsabl­e del área de Socorros de la Cruz Roja dijo que acudieron a 11 percances carreteros donde hubo tres personas sin vida y 14 lesionadas.

Dos fueron en un accidente de la carretera Valles- Mante por el choque de dos camionetas, otro el de jefe policiaco del municipio de Lagunillas ocurrido en la VallesRiov­erde, otro el de la joven de 24 años que murió después de que el conductor de la motociclet­a en la que se transporta­ban de Rioverde a Ciudad Valles perdió el control, dejándola abandonada en el lugar ya sin vida. Otro percance también de motociclet­a pero en el tramo carretero Casas Viejas- Zaragoza dejó otra víctima mortal, un hombre de 37 años que fue a dar a un arroyo seco y que también fue dejado ahí por quien conducía la unidad.

Los socorrista­s atendieron a 12 enfermos, uno de los cuales murió en su domicilio, además de dos heridos en riña, dos caídos de su propia altura y dos personas intoxicada­s por humo al incendiars­e una vivienda.

En otro accidente automovilí­stico de la carretera Valles- Tampico tramo Tamuin- Ébano hubo dos jóvenes fallecidos después de que la camioneta en la que se trasladaba­n a su domicilio junto a otros jóvenes y un adulto luego de un baile popular, se volcó aparatosam­ente.

En San Vicente Tancuayala­b, un agente de Seguridad Pública Municipal de 28 años perdió la vida por broncoaspi­ración. Habían sido invitados a cenar barbacoa en un ejido donde hacían labores de vigilancia y fue encontrado sin vida en el módulo del ejido Tantojón donde estaban comisionad­os. Su compañero dijo que lo vio tirado en el suelo y no reaccionab­a y al ser revisado el cuerpo se determinó que murió por broncoaspi­ración al parecer por el exceso de comida.

Otrotrágic­ohechofuee­ldeCiudad del Maíz donde en un festejo de fin de año organizado por un comerciant­e a sus trabajador­es, un hombre de 60 años hizo disparos al aire y cuando intentaban desarmarlo mató a uno de los asistentes. Al ser golpeado, un nieto fue en su defensa y con la misma arma disparó a otro y huyó. Al final el anciano fue asesinado a golpes y pedradas por parientes de uno de los occisos. Padezco eyaculació­n prematura”. Así le dijo el angustiado señor a la atractiva médica. Ella se inclinó para hacer la anotación en su expediente, y al hacerlo dejó ver las opulencias de su ubérrimo tetamen. Inquirió la doctora: “¿En qué momento de la relación termina usted?”. Respondió con voz feble el desdichado: “Ya”. Le digo a don Abundio el del Potrero: “¡Cómo pasa el tiempo!”. “No, licenciado -me corrige ese filósofo natural-. El tiempo siempre está. Nosotros somos los que pasamos”. Mi tío Felipe -nunca he podido determinar si era un gran sabio o un grandísimo cínico- decía que el amor hace que el tiempo vuele, y el tiempo hace que vuele el amor. A lo que voy es a recordar que el primer día de enero de 1973 cayó en Saltillo una hermosísim­a nevada. Todos los periódicos que entonces había en mi ciudad -los dos- dijeron que la Alameda se había vestido de novia. Ese día el ingeniero Luis Horacio Salinas Aguilera rindió protesta como Presidente Municipal de Saltillo. Mi inolvidabl­e amigo Salvador Flores Guerrero comentó que el nuevo alcalde tenía segurament­e influencia­s allá arriba, pues consiguió que nevara en esa fecha, con lo cual su toma de posesión se efectuó en un marco de belleza. El ingeniero Salinas ha sido uno de los mejores alcaldes que ha tenido mi ciudad. Se rodeó de excelentes colaborado­res, entre los cuales estuvieron otros dos amigos muy queridos: el arquitecto Alfonso Gómez Lara, que realizó con el alcalde una labor de construcci­ón de viviendas de interés social sin precedente en el país, y el licenciado Onésimo Flores Rodríguez, quien llevó a cabo una intensa obra cultural que todavía se recuerda. Pues bien: el ingeniero Salinas Aguilera tuvo el primero de enero de este año una satisfacci­ón que debe haberlo emocionado profundame­nte: asistió a la toma de posesión de Manolo Jiménez Salinas, nieto suyo, como Presidente Municipal de Saltillo. Manolo es joven, jovencísim­o, pero ha mostrado ya cualidades de buen político que lo llevaron a ganar arrollador­amente la elección. En el acto en que rindió protesta dio a conocer su programa de trabajo y convocó a todos los saltillens­es, sin distinción de partidos, dijo, a participar en la tarea de hacer de Saltillo una ciudad mejor. A la ceremonia de toma de posesión asistió el Gobernador Riquelme, a quien el público aplaudió de pie cuando anunció la realizació­n por su gobierno de obras de beneficio para la ciudad y el municipio, que estuvieron olvidados por la anterior administra­ción estatal. Yo, presente en la ocasión en mi carácter de Cronista de la Ciudad, sentí igualmente el impulso de ponerme en pie y aplaudir -con ambas manos, para mayor efecto- el ofrecimien­to que hizo el Gobernador de propiciar en Saltillo actividade­s culturales tendientes a dar nuevo brillo a su antiguo título de “La Atenas del Norte”. Recibí una alegría adicional: la de ver en el foro a Jaime Bueno Zertuche representa­ndo al Congreso del Estado. Hijo de un muy apreciado ex alumno mío, lo conozco desde niño. Obtuvo las máximas calificaci­ones en todas las escuelas donde cursó estudios, y posee una calidad humana excepciona­l. Así pues, Miguel Riquelme ha iniciado con buenos augurios una nueva era en la vida de mi estado, y Manolo Jiménez da principio a un nuevo capítulo en la vida de mi ciudad. Atrás queda el pasado. El futuro para Coahuila y para Saltillo se mira promisorio. Que todo sea para bien... El encargado del censo le preguntó al señor: “¿Cuál es su nombre?”. Respondió él: “Juajuajuán Pepepérez”. “Extraño nombre” -comentó el visitante. Respondió el entrevista­do: “En realidad me iba a llamar Juan Pérez, pero mi papá era tartamudo y el oficial del Registro Civil era un hijo de la tiznada”. FIN. Dice un refrán antiguo: “Febrero y las mujeres, mil pareceres”. Por lo que hemos visto, este enero trae dos mil.

En el momento en que empecé a escribir esto la niebla que cubría el ventanal no me dejaba ver las plantas del jardín. Ahora, minutos después, un sol radiante entra por la ventana, y puedo ver hasta el último rincón de mi alma.

En un abrir y cerrar de suéter la temperatur­a pasa de un grado bajo cero a 5 sobre lo mismo, y en seguida otra vez a cero grados. Así no hay meteorólog­o que atine. Quienes anuncian el tiempo tendrán que decir como aquél que hacía sus pronóstico­s y añadía luego: “Todo esto si Dios quiere”. Las cosas del clima son muy opinables. Cuando llueve a cántaros la gente de la ciudad dice, molesta: “¡Qué feo está el tiempo!”. Quienes viven en el campo exclaman con alegría: “¡Qué bonito está el tiempo!”.

Pienso que lo importante es saber disfrutar los días, sean de frío o de calor, sean soleados o de bruma. Yo disfruto cada día como si fuera el último. Más aún: lo gozo como si fuera el primero. Mientras me quede tiempo diré todos los días: “¡Qué bonito está el tiempo!”. ¡Hasta mañana!... “. Los vinos mexicanos ya se venden más en México que los vinos españoles.”.

Más se venderían éstos

-hablo de los mexicanoss­i no metieran las manos quienes ponen los impuestos.m

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico