Cumplir con las leyes, reto de México en 2018
¿Cuáles son los problemas de México? Los de siempre: corrupción, violencia, impunidad, pobreza y desigualdad social. Las leyes no han podido resolver ninguno de ellos. Consecuencia de la anterior es la parálisis económica, que a su vez es un elemento que agrava los mismos males y los convierte en fenómenos que alteran la paz y la estabilidad social, amén del estancamiento en nuestro desarrollo. Un ciclo perverso del cual tenemos mucho tiempo sin salir.
No es solamente una percepción, sino que el comentario es consecuencia de estadísticas y datos oficiales; por ejemplo, el Instituto Mexicano de la Competitividad dio a conocer el Índice de Competitividad Internacional 2017. Dicho estudio revela que México ocupa el lugar número 36 de 43 países con las economías más importantes del mundo. Si bien se avanzó una posición con respecto al año pasado, lo cierto es que nos encontramos dentro de los últimos 10 lugares del ranking. ¿Por qué el letargo económico, que desde hace años nos ha impedido crecer a la velocidad requerida?
El año pasado, en una entrevista al secretario general de la OCDE José Ángel Gurría en París, afirmó que: “El principal problema que impide el crecimiento de México es la falta de seguridad y certeza jurídica, ya que inhiben la inversión extranjera y nacional. De la actuación de los abogados dependerá el desarrollo nacional”.
De manera adicional, el doctor Agustín Cartens, a quien no dejaban ir por lo indispensable en el Banco de México , declaró: “El gran reto de México es lograr que se cumplan las leyes”.
Es decir, ambas opiniones de destacados economistas coinciden en que necesitamos trabajar para generar conciencia social para fortalecer la seguridad jurídica y rechazar la corrupción. La Constitución define al concepto de “Estado de derecho” como aquél en que se someten por igual gobernados y gobernantes al imperio de la ley. Sin embargo, es indispensable que los detentadores del poder sean los primeros en hacerlo y prediquen con el ejemplo, para poder luego exigir con autoridad moral que los ciudadanos hagan lo propio.
Estamos inmersos en una etapa en la que existen acuerdos políticos y consensos partidistas que se concretan en nuevas reformas constitucionales y legales importantes. Sin embargo, se incumplen las reglas secundarias para echarlas a andar y tampoco se dotan de los recursos a las políticas públicas para hacerlas realidad. De nada sirve tener la norma en papel si nadie la cumplirá o lo hará a su conveniencia, sobre todo de parte de los gobernantes, quienes propician su inobservancia. Un país honorable es aquel en el cual se respetan y se cumple con las leyes. Incluso las electorales. ¿Será este el reto de México durante el presente 2018?