Maestros del arte de México y España, reunidos en un libro
“Ante la saturación de problemas locales y mundiales, un buen texto es una ventana que te hace ver cosas armoniosas”, dice la promotora
Con una serie de libros de gran formato a su cuenta, en los que invita al público a asomarse a las artes plásticas desde diferentes ángulos, Lupina Lara Elizondo entrega su obra más reciente, Cruce de caminos. Arte de México y España (Quálitas, 2017). La autora hurga en las raíces de la historia y aborda el mestizaje que enriqueció a ambas culturas, al tiempo que aborda la obra de 20 maestros.
La fundadora de la revista Resumen. Compendio de Creadores Mexicanos dice en entrevista que siempre prepara sus libros con mucha anticipación, tanto investigando como recorriendo museos y galerías. “El tema del libro es un ángulo que no se había presentado de esta manera —indica—. Me llama la atención esa omisión en las referencias históricas; para mí la historia es nuestra conciencia colectiva, algo que nos une como humanidad”.
Lara Elizondo explica que Cruce de caminos “fue un pretexto para invitar a los lectores a hacer un recorrido sutil por nuestro pasado”.
Después de considerar este desarrollo histórico, agrega, “puedes visualizar a las grandes figuras del arte como El Greco y Goya. La elección de los pintores que incluyo fue una aventura y un riesgo, pero el arte te permite hacer estas conexiones y encontrar un ángulo nuevo para revalorar lo que hacemos en México”.
Entre los 20 artistas incluidos figuran desde El Greco hasta Jaume Plensa, pasando por Miguel Cabrera, Joaquín Sorolla, Dr. Atl, Rufino Tamayo, Salvador Dalí, Kahlo, Rodolfo Nieto e Ivonne Domenge, entre otros.
Lara Elizondo considera que, entre los mexicanos, “era imposible dejar fuera a Rivera y Frida Kahlo. Y aunque a Tamayo lo había incluido en otras publicaciones, era difícil no considerarlo. Quise agregar a Carlos Orozco Romero y Mario Martín del Campo, artistas que debieran estar en otro nivel de reconocimiento”.
La autora nos acerca también a artistas españoles poco conocidos, como Antonio López, a quien conoció porque “fue maestro de Miguel Ángel Argüello —ya fallecido—. Ves esa cabeza gigante de tres metros de su nieta y quedas impactado”.
Por ser México un país conquistado, hubo un periodo en que estuvimos atados a España, afirma la investigadora. “Si bien se aprecia una imposición, en el arte hubo destellos de originalidad. Para mí gusto, esta imposición nos enseña a hacer una pintura muy refinada, a mostrar ángulos adicionales de cómo manejar la luz y el espacio”. ¿De qué manera ayudó a los artistas mexicanos?
Creó un antecedente para nuestra pintura: no es fortuito que a finales del siglo XIX y en el siglo XX surjan figuras, como las que aparecen en el libro. Son resultado de esta herencia. Al aflorar lo propio, técnica y espíritu se unen para lograr aquello de lo que nos enorgullece el arte mexicano de estos siglos. Es un alivio que todavía se editen libros de arte físicos.
Me encanta el libro físico, te da una sensación de posesión. En este caso te da la idea de que el arte es tuyo. Las inversiones que se hacen en las librerías no indican que el libro impreso se vaya a acabar, sino que garantizan su continuidad. Un buen libro es una ventana que te hace ver cosas armoniosas.